En un contexto actual de creciente polarización y politización en torno a las cuestiones migratorias, se analizan cinco propuestas de cómics y narrativas gráficas que contribuyen a visibilizar voces y espacios olvidados de la migración latinoamericana hacia Estados Unidos. Se hace hincapié en el rol de la hibridez genérica al otorgar y reforzar la legitimidad del relato de historias personales y colectivas mediante la inserción de la autobiografía, el testimonio, el reportaje, el western o la ciencia ficción, entre otros. El corpus elegido: Migrar (Mateo y Martínez, 2011), Cita en Phoenix (Sandoval, 2016), La cicatriz. En la frontera entre México y Estados Unidos (Ferraris y Chiocca, 2019), Barrera (Vaughan, Martín y Vicente, 2019) y Ana (Arriaga y Ramos, 2021), da cuenta de las múltiples posibilidades que ofrecen estas narrativas gráficas que dejan de ser divertimento para participar activamente en la configuración de un discurso socialmente comprometido.
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Cómo citar
Castilleja, D. (2023). Delinear la frontera México-Estados Unidos: Cinco propuestas desde la narrativa gráfica y el cómic. Ocnos, 22(1). https://doi.org/10.18239/ocnos_2023.22.1.332
Castilleja: Delinear la frontera México-Estados Unidos. Cinco propuestas desde la narrativa gráfica
y el cómic
Introducción
A pesar de que las rigurosas políticas migratorias implantadas por Estados Unidos
de Norteamérica datan del último tercio del siglo pasado, no sería sino hasta estas
últimas décadas en que la denuncia de la violencia, las injusticias y las violaciones
de los derechos humanos alcanzara un eco sin precedente. Y es que, a la mediatización
de la retórica antiinmigrante exacerbada durante la Administración Trump (2017-2021),
se contrapuso la retórica extraoficial de las redes y las nuevas tecnologías que contribuyeron
a contrarrestar el discurso hegemónico, al tiempo en que proporcionaban otras perspectivas
sobre las políticas de persecución de migrantes, principalmente hispanos, provocando
una conmoción internacional, en particular con la imagen de niños retenidos en jaulas
y separados de sus padres. El gran impacto de estas y otras medidas restrictivas que
se instauran en la zona fronteriza con el Norte de México provoca que esta frontera
sea sinécdoque del problema de migración, de modo tal que, al centrar la atención
en ella, se olvidan otras fronteras previas que los migrantes tienen que cruzar al
ser México un país de tránsito obligado en su ruta hacia los Estados Unidos.
En el contexto actual de creciente polarización y politización en torno a las cuestiones
migratorias, los cómics contribuyen a visibilizar voces y espacios olvidados al entrecruzar
fronteras geográficas, lingüísticas y genéricas en las que la narrativa gráfica se
mezcla con el relato autobiográfico, el testimonio, el reportaje, el western o la
ciencia ficción, entre otros.
Ya desde los primeros textos teóricos en torno al cómic se rechaza el hecho de reducirlos
a mero divertimento y se remarca que su lectura involucra tanto la percepción estética
como la búsqueda intelectual (), ya que, además de transmitir información, buscan obtener una respuesta estética
del lector (). Más aún, en tanto que género en constante movimiento, definir el cómic es parte
de un proceso cuya respuesta no es necesariamente definitiva () y depende de diversos factores tales como el paso del tiempo, los lectores, la recepción...
Los cómics que aquí se presentan son muestra de este proceso evolutivo ya que rebasan
el goce estético, comunicativo e intelectual y añaden dimensiones morales, humanas
y éticas que, aunque no son exclusivas de este arte secuencial, tampoco le son ajenas
en tanto que arte en sí.
Hibridez genérica
La hibridez le es intrínseca al cómic como medio donde imagen y texto se combinan.
Este género ha sabido adoptar y adaptar distintos lenguajes (visuales, auditivos,
cinematográficos…) generando así otro lenguaje que le es propio, por lo que podemos
afirmar que el cómic es uno de los géneros más flexibles en la integración de otros
géneros que contribuyen a enriquecerlo. Como arte secuencial (), el cómic se articula con base en una serie de cuadros-viñetas yuxtapuestos (). Paradójicamente, el elemento estructurador será la fragmentación de imágenes (cuadros-viñetas)
cuya interrelación contribuye tanto al ritmo como al tono y a la atmósfera de la narración
(). Su carácter de género híbrido, favorece la inserción de géneros tradicionales y
contemporáneos, ejemplo de este último serían las nuevas tecnologías y las plataformas
digitales que han dado un nuevo giro a la edición, la distribución y la recepción
de los cómics.
Aun y cuando los ejemplos que se analizan a continuación comparten una temática en
común que comprende el relato de historias personales y colectivas sobre la experiencia
de la migración hacia Estados Unidos, cada uno de ellos se decanta de los otros al
proponer una diversidad discursiva. Y avanzamos que la inserción de discursos híbridos
confiere legitimidad y refuerza la veracidad sobre la experiencia migratoria proponiendo
así otra vertiente de la historia que normalmente se pierde en el silencio y el olvido.
Resulta interesante analizar hasta qué punto y cómo es que, las hibridaciones genéricas
contribuyen a que el cómic proporcione una alternativa para desafiar los discursos
hegemónicos al hacer visible lo que intenta ignorarse, borrarse.
A fin de resaltar la diversidad de la que se enriquece el cómic cuando se asocia con
otros géneros, el corpus se introduce de forma cronológica con base en binomios que
resaltan la predominancia del género con el que se combinan: cómic-códice, cómic-autobiográfico,
cómic-reportaje, cómic-western, cómic-ciencia ficción y cómic-compromiso social.
El cómic-códice
Se denomina códices a los soportes que recogían los escritos pictográficos de las
culturas prehispánicas. El papel para realizarlos era elaborado a mano y provenía de la piel curtida de
animales o bien de fibras vegetales. Podían adoptar la forma de una tira continua,
ser enrollados o doblados en acordeón. En México, los mixtecas y los mexicas utilizaron
el papel amate (del náhuatl “amatl” = papel, papiro), derivado de la corteza interna
de los árboles de los jonotes blanco y rojo (). La escritura de los códices se reservaba a los “tlacuilos”, pintores-escribanos
cuya formación en el “calmécac” duraba varios años. Y su tarea consistía en el registro
y representación de distintos tipos de códices de orden religioso, económico, cartográfico,
etnográfico... Ejemplo de este último son los códices en que se narraba el origen
de un pueblo o bien las determinadas costumbres de una comunidad. En el siglo XX,
la tradición artesanal de pintar el papel amate retomó auge en estados como Guerrero,
Oaxaca, Jalisco y Puebla. En cuanto a su contenido, estas producciones artesanales
también registran tradiciones y costumbres cotidianas; respecto de la técnica, sobresale
el constante empleo de una profusión de colores, así como el recargamiento de elementos.
Sin embargo, a pesar de este último aspecto, es posible identificar escenas agrupadas
en estratos o niveles que o bien refieren a momentos y contextos específicos o bien
guían el movimiento en estas narrativas gráficas.
En 2011 se publica Migrar, libro-objeto cuya presentación física corresponde a la de un códice de papel amate
doblado en acordeón. En el margen izquierdo se inserta el texto de José Manuel Mateo
y las ilustraciones corren a cargo de Javier Martínez Pedro, quien retoma la tradición
de las pinturas en papel amate del pueblo de Xalitla, en el Estado de Guerrero (México)
de donde es originario. Migrar narra la historia de un niño que junto a su madre y su hermana emprenden el viaje
de México a Estados Unidos en busca de su padre… y de una vida mejor. A diferencia
de las pinturas de papel amate habitualmente coloridas, en Migrar solo se utiliza blanco y negro, cuyo marcado contraste refuerza el dramatismo de la
narración. En la portada se distinguen de forma horizontal tres grandes franjas: en
la escena superior e inferior aparecen varios campesinos, algunos cargan un morral
que bien puede ser usado para recolectar la cosecha o bien para guardar sus pocas
pertenencias. La parte media de la portada la interrumpe una locomotora que cruza
de lado a lado la imagen “cortándola” en dos, es “La bestia” o “El tren de la muerte”,
es decir, el tren de carga mexicano al que cada año suben cientos de miles de migrantes
mientras los vagones están en movimiento y cuyo trayecto los acerca de los más de
2,500 km que los separan de la frontera norteamericana. A la derecha de la portada,
en la franja superior junto a las vías del tren, aparecen los tres personajes del
relato: el niño, que porta una gorra de beisbolista, acompañado de su madre y su hermana.
Las 10 páginas que lo conforman van desplegando –en sentido literal y figurado– las
distintas etapas del viaje que serán narradas desde la voz infantil del niño. Migrar sigue tanto el formato de los códices en acordeón como la estética de las pinturas
de amate con escenas que, pese a ser abigarradas, permiten identificar las distintas
etapas de la narración. Un marco ciñe toda la pintura y sus florituras asemejan también
las de los códices prehispánicos. La parte superior de la pintura abre con el cielo
para ir dando lugar a un panorama típico de la orografía del sur de México en donde
destacan los pueblos rodeados de sierras y montañas. El primer elemento humano que
aparece en la ilustración es el niño (reconocible por su gorra), en la imagen se capta
una escena cotidiana, en que este aparece dando de comer a los animales. En la siguiente
página, el niño comparte que uno de sus juegos preferidos es esconderse tras las palmeras,
aunque siempre sea delatado por su perro. Toca al lector adentrarse en el dibujo para
situar esta escena costumbrista que hasta este momento había sido relatada empleando
el pretérito imperfecto. El cambio en la situación se interrumpe de forma drástica
y esto se refleja también en el uso del pretérito imperfecto simple. El lector se
entera entonces de que ya no les es posible seguir sembrando y a falta de recursos
y de ingresos es necesario buscar otras opciones. El primero en irse del pueblo será
Don Augusto, quien regresará al año siguiente para llevarse a sus hijos varones. Aunque
no lo dice explícitamente el viaje que este emprende es hacia Estados Unidos en busca
de trabajo. Poco a poco empieza el éxodo de los varones, incluido el padre del niño
hasta que solo quedan en el pueblo las mujeres y algunos niños. A falta de ingresos,
su madre intentará buscar el sustento de distintas formas y la imagen irá mostrándola
en repetidas ocasiones realizando distintas tareas con lo que se refuerza lo narrado
en el relato infantil. Hasta que llega un momento en que no le queda otra opción más
que tomar a sus hijos e ir en búsqueda del padre que ya hace tiempo que no les envía
dinero. A lo largo de la imagen que se despliega seguimos el periplo que emprenden
madre e hijos para alcanzar al padre. Luego de jugarse la vida en “La bestia” vendrá
el ocultamiento de los agentes de migración, el cruce ilegal de la barda fronteriza,
los perros que persiguen a los migrantes… hasta que logran llegar a Los Ángeles. Aquí
las imágenes completan los espacios vacíos del relato –recordemos que la narración
es desde un punto de vista infantil–, de tal modo que la ausencia de detalles en la
narración se compensa con la profusión de escenas que contrastan drásticamente la
vida en el campo y la de las ciudades norteamericanas. Se encarna así la “memoria
del migrante” () en donde se funden los tiempos: el pasado (vinculado a la patria), el presente (la
vida en tránsito) y el futuro (la búsqueda del “sueño americano”). Aunque el final
es abierto, en la última página se subraya el deber de memoria y de esperanza que
se busca en Migrar, en un intento por contar otra historia, la de los que sí llegan, recuperando de
manera simbólica las voces de quienes desaparecieron, especialmente las de los niños
y niñas que viajan solos y que o bien fallecen o no pueden atestar su identidad y
por ende se vuelven prácticamente inexistentes.
El cómic-autobiográfico
En comparación con sus otros trabajos más oscuros, poblados de “ensoñaciones góticas”,
Tony Sandoval ofrece en Cita en Phoenix (2016) un cómic de corte-autobiográfico en el que relata sus propias experiencias
para entrar ilegalmente a Estados Unidos. El tono intimista se refuerza con el uso
de colores cálidos (ocres, amarillos y café) aunado a los tonos deslavados (grises,
verdes) que no imponen sino crean una atmósfera cargada de desasosiego y melancolía.
La narración en primera persona funciona como confidencia y confesión (pero sin carga
religiosa), le otorga credibilidad e incluso genera compasión y empatía hacia el personaje.
La cercanía con el lector también se ve favorecida por la rotulación a mano del cómic
que fortalece la sensación de leer, ver y oír a Sandoval. La historia se ubica en
1998, en Ciudad Obregón, México; la visa de Sandoval acaba de ser rechazada dada su
poca solvencia económica y ello lo aleja cada vez más de su sueño americano que incluye
reunirse en Portland con su novia Suzanne, dibujar cómics para las grandes editoriales
norteamericanas, asistir a las convenciones de cómics y conocer a sus “héroes”, Jeff
Smith y Mike Mignola. La desesperación –presente en varios momentos de la historia–
llevará a Sandoval a tomar una peligrosa decisión: cruzar la frontera de forma clandestina.
En un remarcable equilibrio, Sandoval logra compaginar dos atmósferas en las que el
“nonchalance” del personaje se opone a lo intenso de la situación impregnada de estrés
y de miedo. De igual forma, el sutil trazo del rotulador (Rotring 0,3) contrasta con
la violencia y los abusos de los coyotes o polleros (traficantes de personas). Sin
caer en un tono dramático, se despliega la avalancha de sentimientos, sensaciones
y experiencias extremas a las que se enfrentan quienes desean atravesar la frontera
sin documentos legales. Dos intentos fallidos con sus respectivas deportaciones no
son suficientes para detener a Sandoval, quien mientras espera su próxima oportunidad
deambulará en Nogales (Sonora, México), que prácticamente se ha convertido en una
ciudad poblada por emigrantes. Ahí escuchará los trágicos relatos de aquellos venidos
de Guatemala, Honduras, El Salvador “y de mucho más lejos” (Sandoval, 2016, p. 31)
quienes, a pesar de haber cruzado otras fronteras, coincidirán en que la del Sur de
México es de las más difíciles. Aunado al peligro que conlleva montar a “La bestia”
e intentar no caer del techo, se encuentra la violencia de las bandas criminales que
violan y desvalijan a los viajeros exigiendo dinero a cambio de no tirarlos a la vía
del tren. Dos láminas de tres tiras cada una bastan para concentrar la dura realidad
de la frontera Sur que para muchos es todavía desconocida, incluirla es ya una manera
de no negarla.
En el montaje del cómic se alternan láminas de 2 a 6 tiras con algunas (pocas) láminas
completas, el uso de estas últimas se reserva a instantes claves como lo es el momento
en que Sandoval comparte su “ingenuo plan” de atravesar la frontera por Nogales para
llegar a Tucson. Un mapa aparece como fondo y abarca la totalidad de la lámina, Sandoval
está sentado en una silla por encima del mapa y tiene su pie derecho en México y el
izquierdo entre México y Estados Unidos. Llaman también la atención las dos únicas
láminas dobles al centro del cómic que ilustran la travesía del desierto de Sandoval,
los cinco miembros de una familia con la que comparte el viaje y el coyote que vigila
los caminos. La atención recae en los rostros fatigados de los niños y los garrafones
de agua que cada uno lleva como único equipaje permitido. La escena transcurre por
la noche, y a excepción de las luces amarillas de las patrullas de vigilancia y el
tono rojizo de la mascada y la gorra que porta el coyote, las láminas se ilustran
con una paleta monocromática de grises que esquematizan la ansiedad, el miedo, la
humillación, la extenuación. Ningún diálogo, ningún globo interrumpen la imagen.
Cita en Phoenix ejemplifica también la escritura afectiva propia a las narrativas migratorias. En
su tercer intento por atravesar clandestinamente, mientras espera con otros inmigrantes
a que aparezca el auto que los llevará del desierto hasta Phoenix, Sandoval cae preso
de desesperanza y desesperación. Lo único que lo hace mantenerse en pie es su deseo
de volverse dibujante, simbolizado por un rotulador (Rotring 0,3 por supuesto), que
alcanza proporciones exageradas y se yergue como arma poderosa, la única capaz de
darle la fuerza necesaria para seguir adelante, dejar la pesadilla y por fin alcanzar
el sueño americano.
El cómic-reportaje
Publicado originalmente en italiano en 2017, La cicatriz. En la frontera entre México y Estados Unidos (2019) de Andrea Ferraris y Renato Chiocca (trad. Carlos Gumpert), ofrece un sucinto
pero intenso retrato de la violencia existente a ambos lados de la frontera. En entrevista,
Ferraris indica que, aconsejado por un amigo fue a la ciudad de Nogales, referida
esta como “punto caliente en la encrucijada de los migrantes, un lugar que reúne todas
las características de la enfermedad del muro: el cártel de la droga, la patrulla
fronteriza, la policía de migrantes” (). El amigo al que refiere no es otro sino Tony Sandoval.
La cicatriz es un reportaje gráfico que documenta lo que ocurre en esa “zona de guerra” en que se ha convertido la frontera.
Las ilustraciones al carbón (carboncillo) de Chiocca así como el rápido trazo semejan
los dibujos judiciales (courtroom sketches) y similar a estos, capta la personalidad de los protagonistas, las tensiones latentes
en el ambiente e indiscutiblemente genera reacciones en el lector al tiempo en que
evita caer en el morbo implícito en la nota roja. El cómic se divide en dos partes
y cada una se situará en un lado distinto de la frontera. “Una noche en la frontera”
relata el asesinato de José Antonio Elena Rodríguez ocurrido en octubre de 2012 a
manos de Lonnie Ray Swartz, agente de la patrulla fronteriza quien disparó dieciséis
balazos a través de la barda que separa Nogales, Arizona (USA) de Nogales, Sonora
(México). Diez de estos balazos se impactaron en la espalda de José Antonio. Una lámina
completa ilustra y enfatiza la escena del crimen, el plano aéreo obliga al lector
a contemplar ambos lados de la frontera al unísono. Al hacerlo, simbólicamente nos
recuerda que, aunque esta perspectiva es prácticamente imposible de lograr, es la
única capaz de aportar una solución a la problemática que se vive. Dos breves recuadros,
guían el movimiento en la lectura de la imagen, de entrada, el primero en la esquina
superior izquierda, comunica la causa de la muerte. El segundo, en la parte inferior
derecha, cierra la lectura de forma lacónica pero contundente: “Tenía 16 años”. Las
últimas viñetas revelan que el agente Swartz fue absuelto del crimen, y como silente
homenaje un enorme panel con la foto de José Antonio, Toñito, y una pequeña cruz en
el lugar del crimen dan cuenta de su existencia.
La segunda parte, “Un día en la frontera”, se enfoca al trabajo de los voluntarios que proporcionan ayuda a los migrantes indocumentados
que atraviesan el desierto de Arizona sin imaginar siquiera el infierno que les espera.
Construida con base en entrevistas, Ferraris y Chiocca esbozan el lado humanitario
de quienes viven del lado norteamericano y que contrasta drásticamente con el que
se presenta en la primera parte. Garrafones de agua con mensajes de ánimo o indicaciones
sobre los kilómetros faltantes, provisiones, asistencia médica y cruces como recordatorio
del lugar donde se encuentra un cadáver son algunas de las acciones que intentan paliar
la gravedad de la situación que se vive en esa parte de la frontera. Al peligro de
toparse con las patrullas fronterizas se añade el hambre, la sed, la fatiga, las temperaturas
extremas, la pérdida del sentido de dirección, las mordeduras de serpientes y tarántulas
o las picaduras de escorpiones… En La cicatriz, el trazo de intensidad expresionista pareciera querer captar al vuelo la inmediatez
del instante al tiempo en que atrapa la angustia permanente que enrarece el ambiente.
Entre reportaje y testimonio de apenas cuarenta páginas, nos recuerda que, en la herida
que separa a las fronteras, el muro es cicatriz.
El comic-ciencia ficción
Publicada inicialmente en 2015 como cómic digital, la miniserie Barrier
de Vaughan, Martín y Vicente consta de cinco libros que en un primer tiempo se difundieron
en versión digital para posteriormente publicarse en un solo volumen. Barrera narra la historia de una mujer y un hombre a quienes todo separa, pero cuyos destinos
se unirán fortuitamente. El primer volumen abre con la introducción del personaje
de Liddy, propietaria de un rancho en Pharr, Texas. La lámina completa muestra un
primer plano que resalta los ásperos rasgos propios a quien tiene que demostrar estar
a la altura de la empresa a la que se enfrenta. En este caso se trata de una mujer
que deberá imponerse en el masculino mundo de los cowboys tejanos. Y con una rotulación
de proporciones exageradas se escribe el nombre de la protagonista: LIDDY. Aunque
la lámina siguiente retoma la mitad del rostro, lo que resalta es el mapa que ubica
el lugar de la acción, también resaltado con la rotulación: PHARR, TEXAS. La presentación
de la protagonista emula la presentación cinematográfica del género western. Y al
igual que los vaqueros (cowboys), se trata de un personaje solitario que desconfía
de todos y que solo se acompaña por su rifle. El descubrimiento de los restos de un
caballo será para Liddy la prueba de la presencia en su rancho de “Some Chicken-Shit
Drug Cartel”, por lo que tendrá que redoblar la vigilancia.
El segundo de los protagonistas, Óscar, un migrante de Honduras también será presentado
a la manera de héroe de western, aunque sin sombrero. El recurso utilizado para Liddy
será repetido y a la lámina completa que muestra el primer plano de Óscar seguirá
la lámina en que el mapa ubica el lugar de origen, y tanto en el nombre del protagonista
como en el de su lugar de origen: SAN PEDRO SULA, HONDURAS, se utilizará la rotulación
de grandes proporciones.
A las barreras que se interponen entre americanos e hispanos se aúnan las barreras
del lenguaje, que en el cómic se ejemplifican con una alternancia de idiomas. Así,
cada personaje se expresará en su propia lengua sin que medie traducción alguna. Liddy
hablara siempre en inglés y Óscar en español. Si en un inico las vidas de ambos se
presentan de manera paralela, terminarán por unirse cuando Óscar entre ilegalmente
al rancho de Liddy. Sin embargo, apenas si tendrán tiempo para intentar entenderse,
reforzado esto por la mezcolanza de diálogos en dos idiomas, porque en ese momento
serán abducidos por una nave extraterrestre. A partir del segundo libro asistimos
al esfuerzo que harán ambos por conocerse. Este paso hacia el otro se entiende también
como contrarrespuesta al discurso hegemónico contra los hispanos utilizado en la campaña
presidencial de Trump. Del mismo modo, resulta significativa la crítica que se expresa
ante lo que representa el “American way of life” que, en el libro 3 se ilustra con
un basurero en el que se identifican la bandera norteamericana, algunos letreros viales,
así como los logos y las marcas que representan el capitalismo y que muestran el papel
de este en el deterioro ambiental. Mediante algo que semeja unos tentáculos, los extraterrestres
compartirán las memorias de Óscar con Liddy quien finalmente podrá comprender que
hay migraciones forzadas, como en el caso de Óscar, a quien las bandas criminales
no han dejado otra salida. Y aprenderemos también el combate personal de Liddy por
proteger su rancho luego del suicido de su esposo. Si bien la ciencia ficción pareciera
restarle seriedad a la temática, no hay que olvidar que en estas historias también
se resalta la relación del ser humano con su entorno. Los escenarios –mayoritariamente
apocalípticos– resultan así una advertencia que invita a la reflexión sobre la forma
en como tratamos al planeta y de paso nos recuerdan que es el único que poseemos.
Mezcla de western y ciencia ficción, Barrera se erige como un cómic original en que se juega con la polisemia de la palabra “alien”,
que lo mismo refiere a un extraterrestre que a un indocumentado (). Asimismo, nos recuerda que el muro, la barrera, no solo es la que se construye
a lo largo de la frontera sino la que día a día se alimenta con los estereotipos y
con la ausencia de interés por conocer al otro.
El cómic-compromiso social
El cómic Ana () surge como una iniciativa en el seno del programa de ayuda humanitaria dirigido
para la población migrante en las fronteras Norte y Sur de México, proyecto financiado
por la Unión Europea e implementado por “Save the Children” y “HIAS México” en cuatro
ciudades del norte de México (Tijuana, Ciudad Juárez, Mexicali y Monterrey) y una
en el sur (Tapachula). El texto a cargo de Guillermo Arriaga con ilustraciones de
Humberto Ramos cuenta la historia de Ana, una niña que huye de la violencia de Honduras
para salvar su vida y la de su familia, que los llevará a emprender el periplo de
la migración forzada hacia Estados Unidos. Al igual que Migrar, el primero de los textos aquí presentados, Ana pone el énfasis en la situación de la niñez migrante. Tan solo en 2021 el censo de
la Secretaría de Gobernación del gobierno de México indica que se detectaron 75,592
menores que ingresaron a México en situación migratoria irregular. De ellos el 42,9%
provenía de Honduras, el 26,8% de Guatemala y el 9,1% de El Salvador.
Ana cuenta la historia de una niña migrante que espera ser evaluada por una doctora del
albergue “Save the Children”. Cuando la doctora comparte su historia con Ana, la desconfianza
y el miedo inicial dan lugar a un espacio de apertura y de comunicación. Le hará saber
a Ana que al igual que ella, también proviene de San Pedro Sula (Honduras) y que la
pobreza y la violencia de las bandas criminales la obligaron junto con su madre y
su hermano a huir de Honduras por miedo a las represalias. Cruzar a México no resultó
fácil y las persecuciones y los intentos de asalto los orillaron a unirse a una caravana
migrante para llegar a México y subirse en el tren de carga que los llevaría hacia
Estados Unidos. A pesar de que en el trayecto se prolongará la violencia de las pandillas,
también se resalta el lado positivo de quienes hacían el viaje con el mismo objetivo
de buscar lo mejor para sus familias. Una vez en Tijuana el peligro seguirá acechándolos
hasta que finalmente alguien los canalice al albergue “Save the children” para migrantes.
La historia de la doctora es la historia de Ana y la historia de Ana es la de miles
de niños que se ven forzados a emigrar. Se pretende así sensibilizar sobre lo vulnerable
de la situación de los menores migrantes que quedan expuestos a la trata de humanos,
a la explotación o la muerte. En Ana, la función facilitadora de la imagen en el proceso de aprendizaje se combina con
un lenguaje accesible, así como con expresiones y diálogos en los que constantemente
se remarca las semejanzas entre Ana y la doctora. Esto último podría también comprenderse
como una historia de esperanza y empoderamiento para los menores que, como Ana, podrán
ver en la doctora un modelo de resistencia y resiliencia.
Conclusiones
La hibridez intrínseca al cómic le otorga una capacidad de adaptación que le permite
servirse de los lenguajes propios a otros géneros para incluirlos y enriquecerse.
Más aún, cada uno de ellos corrobora las múltiples posibilidades comunicativas del
cómic cuando se narran eventos o experiencias traumáticas crucialmente conectadas
a una realidad social contemporánea, incluso cuando lo hacen desde dos perspectivas
totalmente antagónicas como lo ilustra la sensibilización alienígena en Barrier y la realista en Ana. O la de cómics como “Migrante: Historias de esperanza y resistencia”, editado por
el Instituto Fronterizo Esperanza (HOPE) y la Iniciativa Kino para la Frontera (KBI)
cuya finalidad también es la de sensibilizar sobre las causas y las problemáticas
ligadas a la migración. El interés explícito por compartir estas experiencias migratorias
con las generaciones futuras es latente, como lo comprueban la gran cantidad de publicaciones
gráficas, además de los cómics, dirigidas a un público juvenil o infantil. Más allá
de las estadísticas que se recaban constantemente, estos trabajos buscan recuperar
el rostro humano de las migraciones, en cuyas narrativas (textuales o gráficas) se
destaca la expresión de la violencia y la angustia como elemento característico. Ya
sea mediante el uso de una gama cromática de negros y grises que enfatiza el uso emocional
del color en momentos de gran tensión. O bien, con una variedad estilística de líneas
sencillas (Sandoval) y detalladas (Ramos) a trazos gruesos y rápidos (Chiocca), o
burdos (Martínez) que permean el grafismo por el dolor y la nostalgia. Lo cierto es
que estos cómics abren caminos para recorrer y recuperar sendas pobladas de historias
truncas, de fragmentos de memorias, de voces perdidas o ignoradas, ofreciendo un equilibrio
entre la historia oficial, el testimonio de los migrantes y la experiencia vicaria
que se produce en el lector.
Eisner, W. (1985). Comics and Sequential Art. Poorhouse Press.
3
Ferraris, A., & Chiocca, R. (2020). La cicatriz. En la frontera entre México y Estados Unidos. (Gumpert C., Trans.) Barbara Fiore editora.
4
Marini, A. M. (diciembre 2019). Alien/Alienígena: Barrier y la representación de la otredad fronteriza. Mitologías hoy, 20, 165-179. https://doi.org/10.5565/rev/mitologias.644
5
McCloud, S. (1994). Understanding comics. The invisible art. Harper.
6
Mateo, J. M., & Martínez Pedro, J. (2011). Migrar. Ediciones Tecolote.
7
Pardo-Rodríguez, J. M., Peralbo Pintado, J. A., & Torres Jara, S. D. (2002). Los códices
mesoamericanos prehispánicos. Signo. Revista de historia de la cultura escrita, 10(I), 63-91.
8
Sandoval, T. (2016). Cita en Phoenix. Dibbuks.
9
Secretaría de Gobernación. Gobierno de México. Unidad de Política Migratoria. Niñas, niños y adolescentes migrantes en situación migratoria irregular, desde y en
tránsito por México. http://www.politicamigratoria.gob.mx
10
Tonfoni, V. (Noviembre 22, 2017). Una cicatrice aperta. Intervista ad Andrea Ferraris
e Renato Chiocca a “Pazza idea” di Cagliari. Il Manifesto. https://ilmanifesto.it/una-cicatrice-aperta
11
Tonfoni, V. (2019). La frontera México-Estados Unidos en las novelas gráficas. In
S. Regazzoni, & F. Cecere (Eds.), America: il racconto di un continente (pp. 313-326). Edizioni Ca’Foscari. http://doi.org/10.30687/978-88-6969-319-9/023
12
Trigo, A. (2003). Memorias migrantes. Beatriz Viterbo Editora, Ediciones Trilce.
13
Vaughan, B., Martín, M., & Muntsa V. (2019). Barrera. Gigamesh.
Notas
[1] En Understanding comics. The invisible art (1994) McCloud incluye los manuscritos precolombinos como ejemplo de cómics avant-la-lettre.
[2] La traducción es nuestra.
[3] En la traducción al inglés de este comic resalta la mención explícita de “reportaje
gráfico”: The Scar. Graphic Reportage from the U.S.-Mexico Border (2019), (Richards, J., Trad.), F.U. Press.
[4] En su análisis comparativo sobre Churubusco (2015) y La cicatriz (2017), ambos de Ferraris y Chiocca, Tonfoni (2019) resalta que se trata de grupos
de personas “que cuestionan sus orígenes a medida que van tomando otra identidad:
comparten con el ‘otro’ la condición física liminar de la frontera y adquieren un
rasgo identitario híbrido” (p. 325).
[5] En 2013, Brian K. Vaughan, Marcos Martin y Muntsa Vicente fundaron Panel Syndicate
con la finalidad de publicar y distribuir el cómic The Private Eye. La plataforma ofrece el acceso directo de cómics digitales entre creadores y lectores.
Los números de Barrier/Barrera pueden verse en: http://panelsyndicate.com/comics/barrier.