A lo largo de este artículo, y a través del análisis de 35 obras de la literatura infantil estadounidense publicadas entre el 2000 y el 2021, se analizará la relación de los personajes femeninos con la lectura y el estudio. Se trata de obras premiadas, que han sido escritas por mujeres estadounidenses, que están destinadas a un público infantil y tienen protagonistas femeninas que son ávidas lectoras. Podremos concluir que, a través de la lectura, las niñas protagonistas de estos libros, conseguirán un espacio de emancipación, autoconocimiento y transformación de la realidad.
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Cómo citar
Gómez-López-Quiñones, L. (2023). Una habitación para ellas: Personajes femeninos y lectura en la literatura infantil estadounidense contemporánea . Ocnos, 22(2). https://doi.org/10.18239/ocnos_2023.22.2.340
Gómez-López-Quiñones: Una habitación para ellas. Personajes femeninos y lectura en la literatura infantil
estadounidense contemporánea
Introducción
En la infancia, solemos absorber toda la información que recibimos sin apenas cuestionarla.
Por tanto, es importantísimo, casi un deber ético por nuestra parte, analizar cualquier
producto cultural que esté destinado a consumirse en edades tempranas (), especialmente cuando estos productos culturales están diseminando y perpetuando
valores ideológicos y civiles, como es el caso de la igualdad entre géneros.
Las narraciones infantiles y juveniles ayudan al lector a construir su identidad de
género. Esta cuestión es especialmente relevante si tenemos en consideración, además,
que la influencia de la literatura en la construcción de la identidad de cada persona
se da desde edades muy tempranas ().
Afirma que la literatura infantil y juvenil funciona como una vía importantísima de transmisión
de valores culturales e ideológicos. Por lo tanto, muchas de las obras y de sus personajes
articulan las normas de conducta y las emociones con las que las niñas se sentirán
identificadas. Son muchas las autoras que insisten en la importancia que tiene la
literatura infantil y juvenil (en adelante LIJ) para la conformación de nuestra identidad
de género, para la conservación de roles hipostasiados y para fomentar o prevenir
actitudes sexistas (; ; ). Aunque la literatura infantil transmite valores que pueden reforzar los estereotipos
existentes o, por el contrario, oponerse a ellos (), lo cierto es que, hasta los años 70, la tendencia general fue la de segregar de
manera muy clara determinados valores y cualidades a uno u otro género, asociando
a los personajes femeninos con valores más activos y protagónicos, y relegando a los
personajes femeninos a roles más pasivos (; ; ). Prueba de ello es que, incluso en la LIJ contemporánea, los personajes femeninos
protagonistas abundan menos que los masculinos y, además, aquellos suelen aparecer
representados de forma más estereotipadas (; ; ; ; ; ; ).
Si bien es cierto que, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, ya
existían numerosas obras que llevaban el germen de un mensaje revolucionario en lo
referente a cuestiones de género (; ) también es cierto que, durante décadas, la narrativa infantil ha expuesto históricamente
una imagen rígida y sexista que erige al hombre como un ser superior, más fuerte y
racional, mostrando a la mujer como un ser débil e inferior en sus capacidades racionales
e intelectuales (). Uno de los aspectos que han ayudado a perpetuar estos estrictos roles de género
en la LIJ es la asociación de los personajes masculinos a tareas público-intelectuales
y los personajes femeninos a las tareas domésticas: “Es posible detectar la asociación
simbólica, por una parte, de las mujeres a la naturaleza […] Por otra, se asocia a
los hombres a la cultura, y con ello a la creación de símbolos” (). De hecho, uno de los clichés que tradicionalmente se ha asignado a la mujer es
el del “poco desarrollo intelectual” (). Esto se puede apreciar, por ejemplo, en los distintos objetos que se asocian a
los personajes femeninos y a los personajes masculinos. En un estudio muy esclarecedor,
llegan a la conclusión de que uno de los objetos más frecuentemente asociados a la
mujer es el delantal, mientras que objetos como las gafas (que podrían ser una metonimia
de formación e inteligencia lógica) aparecen, a menudo, asociados a los hombres.
No obstante, el rol de la mujer en la literatura infantil ha evolucionado de forma
significativa. Además de los roles tradicionalmente reservados para las mujeres, hoy
también encontramos heroínas de todo tipo: Guerreras, filósofas, rebeldes o, como
en el caso que nos ocupa, lectoras compulsivas (). Progresivamente, vamos encontrando personajes femeninos más conectados con el ámbito
intelectual. De hecho, una de las reivindicaciones del feminismo clásico ha sido el
acceso a la educación por parte de la mujer: “Feminismo y educación caminan juntos.
La educación es la primera reivindicación de las feministas y está presente en su
agenda de todos los tiempos” ().
En esto coincide el feminismo liberal, y en concreto la escritora , que expone la necesidad de que la mujer tenga un mínimo de bienestar y estabilidad
económica que le aporten la tranquilidad existencial suficiente para poder leer, formarse,
reflexionar y, a partir de ahí, actuar para emanciparse y alcanzar autonomía.
En este artículo, se examinará la relación entre los personajes femeninos y la lectura.
Las 35 obras analizadas muestran a las figuras femeninas en continua y estrecha relación
con los libros. Haciendo referencia al famoso ensayo de , en las obras que vamos a analizar, la lectura concede a los personajes femeninos
un espacio de autonomía y de reflexividad en el que ganar conciencia del mundo y de
sí mismas. A través de la lectura, el sujeto femenino desarrolla y articula su propia
visión del mundo y una manera de estar en él. La lectura es una suerte de espacio
inmaterial donde la mujer se forja a sí misma y puede ganar entereza, reciedumbre
y confianza en sí misma (1929/2014).
Método
En esta investigación se ha realizado un análisis descriptivo e interpretativo de
la literatura infantil estadounidense de lo que llevamos de siglo XXI. Teniendo en
cuenta que es imposible analizar todos los libros publicados desde el año 2000, se
ha delimitado un corpus de 35 obras. Para hacer esa selección, se han seguido los
siguientes criterios; todos los libros seleccionados:
- Han sido originalmente escritos y publicados en inglés.
- Están dirigidos a un público infantil (0-12 años).
- Han sido publicados a partir del año 2000 (en concreto entre los años 2000 y 2021)
- Están escritos por mujeres que tienen nacionalidad o residencia estadounidense.
- Están protagonizados por personajes femeninos.
- Son libros de ficción (no se incluyen biografías).
- Son obras premiadas.
La metodología que se ha seguido es cualitativa, basada en el análisis descriptivo
de textos y la lectura analítica de las obras. Se trata de una investigación documental
que “se sirve de datos extraídos a partir del análisis, revisión e interpretación
de documentos que aportan información relevante para la comprensión del fenómeno”
(). De esta forma, se ha estudiado la presencia y características de niñas y mujeres
lectoras como temática principal e hilo conductor de este ensayo. Esta presencia se
ha rastreado tanto en los textos como en las ilustraciones, ya que los comportamientos
estereotipados se manifiestan en la LIJ tanto a través de la letra escrita como a
través de las imágenes que la acompañan ().
No obstante, el hecho de que aparezcan personajes femeninos lectores no garantiza,
por sí solo, que se trate de una obra coeducativa o que intente reflejar comportamientos
igualitarios. Por tanto, se ha analizado críticamente la relación de los personajes
femeninos con la lectura y el impacto que ésta tiene en su conformación subjetiva
y en el desarrollo del argumento, siguiendo los siguientes criterios:
- La lectura tiene un impacto en el hilo argumental de la obra.
- Las niñas protagonistas de estos libros muestran diversidad sociocultural y étnica,
y representan distintos modelos de feminidad.
- La lectura, más allá de una afición, es importante en la vida de las protagonistas.
- A través de la lectura, las niñas conectan con otros personajes y con ellas mismas.
- La lectura les ayuda a buscar soluciones y alternativas en su vida.
- La lectura les ayuda a rebelarse y a empoderarse.
Para confeccionar la lista de los 35 libros seleccionados, se han utilizado principalmente
dos tipos de fuentes:
- Por una parte, las listas de reconocidos galardones para este género de libros:
Medalla Cadecott, Astrid Lindgren Memorial Award, Ezra Jack Keats Award y Children´s
Literature Legacy Award.
- Por otra parte, también se han consultado los siguientes repositorios y revistas:
Horn Book Magazine, Kirkus reviews, 2x2 Reading list from Texas Library Asociation
y Best books Publishers Weekly.
Análisis de las obras
A pesar de que todavía existe una predominancia de lo masculino en todos los ámbitos
de la cultura y de que los estereotipos de género siguen perpetuándose, en lo que
llevamos de siglo XXI, la literatura infantil ha ido cediendo cada vez más espacio
a los roles femeninos para presentar una visión más contemporánea y real de la mujeres
y niñas en todas sus facetas (; ; ; )
Una de estas facetas es su relación con la lectura; a través de su contacto con los
libros, los personajes femeninos de las obras que vamos a analizar se forjan a sí
mismas, alcanzan un mayor grado de autonomía y autoconciencia e incluso ayudan a resolver
las tramas.
La lectura como hobby
Las niñas protagonistas de estas historias suelen tener una enorme afición a la lectura,
y pasan gran parte de su tiempo rodeadas de libros, como es el caso de las hermanas
Ling y Ting de la popular serie de libros de la autora Grace Linn. En el libro Ling and Ting, not exactly the same (2010), la trama se inicia con una de las hermanas leyendo y la otra interrumpiéndola
para pedirle que le cuente una historia.
Hay muchas otras obras en las que podemos apreciar esta relación entre los personajes
femeninos y la lectura. En , la niña protagonista, Flora, es una lectora compulsiva: “I like letters and I like
words” (p. 67). Flora no es el único personaje apasionado por la lectura. También
lo son su madre que participa en un club de lectura para niños, y Miss Meriwether,
que es dueña de una librería de segunda mano que ella misma fundó.
Esta pasión también se puede apreciar en la original reinterpretación que de , en la que el principal hobby de Blancanieves es leer: “She didn´t have to attend
events with her stepmother, so with her free time, she read newspapers and stories
[…]” (p. 84).
Otro de los clásicos de la literatura estadounidense contemporánea es la serie Bink and Gollie, publicada por la escritora Kate DiCamillo entre y . La lectura forma parte de rutina de las dos amigas protagonistas y, a menudo, es
el punto de partida de no pocas aventuras que les harán expandir su mundo, madurar
y reforzar su amistad. No es de extrañar, pues, que, con frecuencia, se muestre a
las dos protagonistas leyendo (imagen 1).
Imagen 1Bink and Gollie. Best Friends forever. Ilustraciones de Tony Fucile
La lectura no solamente es un pasatiempo importantísimo para las niñas, sino, además,
un lazo de unión entre ellas, una actividad compartida a través de la cual pueden
pasar tiempo juntas, ya sean dos amigas, dos hermanas, dos compañeras de clase, o
una madre y una hija. Por ejemplo, las hermanas Ling and Ting siempre compran sus
libros pensando en intercambiarlos luego entre ellas: “She sees a book that she wants
to read. -I will buy this book for Ting- Ling says -Maybe she will share it with me”
().
En las ilustraciones de muchos de los libros que nos ocupan podemos ver esta suerte
de sororidad reforzada por el vínculo común de la lectura. En algunos casos, como
Bink and Gollie (), Bedtime for mommy () o How to babysit a grandma (), se trata simplemente de un hobby compartido, pero en otros como The doll people (), Poems in the attic () o The only black girls in town (), es un medio que les ayuda a alcanzar un empoderamiento colectivo (imagen 2).
Imagen 2The Doll people. Ilustraciones de Brian Selznick
Otro de los temas más interesantes que surgen en este corpus de obras es la estrecha
y peculiar relación que se establece entre los personajes femeninos y los libros y
que, de alguna manera, es completamente diferente a la que experimentan los personajes
masculinos:
Laure Adler sostiene que existe un nexo especial entre la mujer y el libro. «Los libros»,
escribe, «no son para las mujeres un objeto como otro cualquiera. […] circula entre
ellos y nosotras una corriente cálida, una afinidad secreta, una relación extraña
y singular» […] Tal vez sí exista, pues, una actitud especial de las mujeres ante
la lectura, tal vez sí haya desempeñado en nuestras vidas un papel singular y distinto,
y nos haya ayudado a adquirir otra visión del mundo […] ().
En , hay un párrafo que ejemplifica a la perfección esta estrecha relación entre las
mujeres y los libros; la madre de la niña protagonista trabaja en una librería de
libros usados y lo hace porque “it put her in touch with paper. That´s how her mother
described it. Holding books and seeing the printed black ink on the pages made her
mother happy. She felt useful, her mother said. Useful to books” (p. 32).
En contraste, los personajes masculinos del corpus seleccionado tienen una relación
muy diferente no solo con los libros y la lectura sino también con el ámbito más amplio
del conocimiento y el aprendizaje. En esta línea de ideas, afirma: “Estudios realizados en las escuelas muestran que los niños dan menos valor
a la lectura, se mueven más, escuchan menos. […] Los varones se interesan menos por
las historias de los otros. Nosotras sentimos una curiosidad insaciable por los otros”
(pp. 18-19).
Esto es algo que se aprecia de forma muy clara en la serie de libros de Meg Cabot,
Allie Finkle´s rules for girls (-). Los niños suelen ser peores estudiantes que las niñas y, además, suelen ser disruptivos
en clase; se comportan de forma menos respetuosa y prestan poca atención. En este
mismo sentido, en P.S. Be eleven de , a la hora de trabajar en grupos chicos y chicas en el colegio, son siempre ellas
las más responsables y trabajadoras.
Una habitación para ellas
Los personajes femeninos de estas narraciones aparecen en conexión no solamente con
los libros, sino también con espacios físicos donde poder acceder a éstos. Por ejemplo,
en Birthday shopping (), vemos a Ling en una librería eligiendo un libro para su hermana.
Esta presencia de las figuras femeninas en lugares relacionados con la lectura se
puede apreciar también en Rosetown (). La misma portada del libro nos muestra a la protagonista de la historia en el escaparate
de una librería. Además, gran parte de la acción de este libro tiene lugar en varios
“lugares sagrados” de la lectura: librerías, bibliotecas, clubs de lectura, etcétera.
El espacio íntimo en el que poder leer es algo que, según , tiene consecuencias esenciales para la formación de una mujer. La escritora británica
afirma que las condiciones materiales afectan enormemente a las habilidades creativas
y a la libertad intelectual, y por ello “a woman must have money and a room of her
own” (p. 7). En esta habitación simbólica y material, la mujer no debería sufrir interrupciones,
esas mismas que sí padecen, de manera regular, en los espacios comunes del hogar.
Esta actitud se ve reflejada en varios de los libros que aquí abordamos. En una de
las historias de , Gollie decide encerrarse a leer y avisa a Bink, su mejor amiga, de que no va a poder
estar disponible hasta que termine la lectura. Para ello, deja en su puerta notas
que rezan así: “To whom it may concern: Further interrumptions will NOT be tolerated.
[…] Bink, I implore you, do NOT knock” ().
En el primer libro de la serie Allie Finkle´s rules for girls (), ya se especifica que Allie cuenta con su propia habitación, donde puede tener intimidad
y un tiempo propio. En el cuarto libro de la saga, Allie nos explica cuál es su lugar
favorito para leer dentro de su habitación: “I was reading in my favorite reading
spot after dinner -on my window seat” (). Y aun así, distintos miembros de la familia continúan subiendo a su habitación
e interrumpiéndola, ante lo que ella emite una protesta explícita y abierta: “What´s
eating me is that I would like to have some privacy once in a while” (2009, p. 24).
La necesidad de este espacio de intimidad y tiempo solitario para la lectura se puede
apreciar en las ilustraciones de muchos de los libros analizados (imagen 3), como Home is a window (), Outside (), Bedtime for mommy y Layla’s Happiness ().
Imagen 3Home is a window. Ilustraciones de Chris Sasaki
Esta necesidad de un perímetro íntimo se lleva al extremo a través de la metáfora
del fuerte inexpugnable de la lectura, como podemos apreciar en esta cita del libro
You Are a Reader: “There is cozy reading on your bed. Or inside a fort instead” () o en la ilustración de Layla´s Happiness () (imagen 4).
Imagen 4Layla’s Happiness. Ilustraciones de Ashleigh Corrin
La lectura para entender la realidad
Hemos hablado en apartados anteriores de la relación íntima que establecen las niñas
con la lectura y también de la importancia del espacio en el que dicha relación se
entabla, pero la intimidad de ese espacio y de esa conexión no implica que los personajes
femeninos sientan una desconexión con el mundo exterior. De hecho, con frecuencia,
la lectura es un mediador que ayuda a estos personajes a navegar la realidad.
Quizás, el ejemplo más iluminador sea el caso de la protagonista de la serie de libros
Allie Finkle´s rules for girls (Cabot,-). Allie necesita escribir una serie de reglas para poder organizar su mundo, gestionar
sus emociones, estructurar sus principios éticos y logar entender a los demás. Es
decir, la escritura y posterior lectura son esenciales como mediadoras entre su mundo
privado y el mundo exterior. En este sentido, es importante aclarar que se establece
un vínculo, casi inevitable, entre la lectura y la escritura, que también será una
constante en las obras que estudiamos: “Readers are writers and writers are readers”
().
En el libro The Only Black Girls in Town (), dos amigas consiguen resolver un misterio a través de la lectura de unos diarios
que encuentran. Así logran entender mejor la vida de la autora del diario, pero también
la de sus propias existencias, mejorando su conocimiento de la realidad y la relación
entre ellas mismas, al mismo tiempo que toman autoconciencia étnica. En los libros,
Words with Wings () y List of things that will not change () ambas niñas protagonistas lograrán procesar mejor el proceso de separación de sus
padres y sus propios sentimientos a través de la lectura y la escritura.
Otro ejemplo de la lectura como bisagra entre el individuo y la realidad es el libro
. A través de una serie de poemas, Sylvia, la niña protagonista, consigue observar
y entender la naturaleza que le rodea y mejorar su relación con el mundo exterior.
Además, gracias al intercambio de poemas, logra hacer su primer amigo y salir de su
aislamiento.
En el libro , la protagonista descubre, en el ático de la casa de su abuela, una caja llena de
poemas que fueron escritos por su madre durante su adolescencia y juventud. A través
de la lectura de esos poemas, la protagonista empieza a entender mejor la historia
de su familia y los sentimientos de su madre. Posteriormente, ella decide hacer lo
mismo y dejar su propia caja de poemas, como una suerte de relevo, para que alguien
los encuentre en el futuro. Se trata de una tierna historia de relación y entendimiento
intergeneracional entre las mujeres de una familia, en la que la escritura hace las
veces de testigo.
La lectura aparece con frecuencia en estos libros como una mediadora en la relación
entre mujeres, ya sean éstas amigas o miembros de la misma familia. En el libro Dear Substitute (), la niña protagonista muestra una actitud de rechazo frontal al cambio de rutinas
que impone la llegada de Miss Pelly, la sustituta de su maestra habitual. Será solo
a través de la lectura y de la poesía que la nueva maestra podrá acercase a la niña
y ser aceptada por toda la clase.
En , la protagonista es una niña de muy poca estatura, pero durante toda la historia
reivindica que eso no significa que no pueda hacer grandes cosas “I may be small,
but I´m not Little”. Una de las formas en las que ella intenta reivindicar su lugar
en el mundo es a través de la lectura y el conocimiento: “At the library, they ask
if I am sure I want to check out such hard books” (imagen 5).
Imagen 5Not Little. Ilustraciones de Maya Myers
La lectura como acción
Uno podría argüir que esta relación de las mujeres y niñas con la lectura es algo
que perpetúa los roles de género y que confina a éstas al reducido espacio privado
y usualmente hogareño de la literatura de ficción: “en relación con el consumo de
la LIJ, dicha tradición la ha presentado como «cosa de niñas», con todas las limitaciones
y desvalorizaciones que esto implica” ().
Pero lo cierto es que, a través del consumo de cuentos de hadas, algunas de las niñas
de estas historias son capaces de ver otra realidad más allá de la misma realidad
empírica e inmediata. Por ejemplo, en Uni the unicorn (), la protagonista, que es un unicornio, consigue entender, a través de los libros,
que las niñas pequeñas existen y son reales. Esta inversión de roles resulta especialmente
interesante, sobre todo por lo que supone en cuanto al cuestionamiento de su propia
realidad (imagen 6).
Imagen 6Uni the Unicorn. Ilustraciones de Brigette Barrager
Además de presentarse la ficción como algo útil y conectado a la realidad, estos personajes
femeninos consumen todo tipo de libros: novelas, poesía, atlas, etnografía, historia,
manuales de biología, libros sobre animales, textos científicos, libros sobre arquitectura,
libros escolares, etcétera. Todos ellos les sirven para investigar, resolver problemas,
aprender y relacionarse mejor con la realidad que les rodea.
Explicábamos en la introducción, citando a , cómo las mujeres conquistan su espacio a través de la lectura. Pero, los personajes
femeninos de los libros que analizamos van más allá, y dan un salto cualitativo de
la reflexión a la acción, de la interioridad al mundo material exterior, y finalmente,
del autoconocimiento a la intervención que tiene un impacto palpable en sus contextos
vitales. Las niñas de estos cuentos superan esa tesis de origen ilustrado según la
cual el sujeto intelectual alcanza, en el campo de las ideas y del conocimiento, libertad
de elección, independencia, una visión del mundo y, en definitiva, una distancia de
seguridad en la que hacerse y en la que estructurarse como sujetos emancipados. Las
protagonistas de estos libros no se quedan ahí, pues todos esos logros que consiguen
en el mundo de la lectura los llevan a la realidad práctica para solventar situaciones
y complicaciones en sus vidas. No se trata solo de sujetos éticos que desarrollan
una interioridad fuerte o una percepción compleja de sí mismas, sino también de sujetos
prácticos, que se abren al mundo, y ponen en práctica lo que han asimilado en la soledad
de su cuarto, es decir, sujetos que intentan intervenir y cambiar un determinado estado
de cosas.
Una perfecta ejemplificación de esto es el libro de , que cuenta la historia de un mundo imaginario de muñecos que cobran vida cuando
nadie los ve. Annabelle, la protagonista de la historia, consigue resolver el misterio
de la desaparición de su tía. Para ello, el primer paso de Annabelle es la lectura:
“Annabelle knew exactly what she was going to do. She wanted to examine the books
in the library” (p.11).
Además, entronca con el personaje de su tía Sarah que, antes de desaparecer, dejó
un diario en el que narraba todos sus descubrimientos. Así, investigando el diario
de su tía, Annabelle llega a saber que aquella siente un enorme interés científico
por la naturaleza. Tanto el personaje de Annabelle, como el de su tía Sarah, están
en continuo descubrimiento de la realidad. Leamos algunas entradas del diario de esta
última: “Time has come for another adventure […] I need to develop a greater understanding
of the creatures of this house” (pp. 33 y 41). De hecho, este impulso de salir al
mundo y comprenderlo mejor desde un conocimiento previamente adquirido es algo que
hereda su sobrina, que decide abandonar el lugar seguro de su casa de muñecas para
buscar a su tía después de haber pasado horas leyendo e investigando.
Esta tendencia a intentar solucionar los problemas de forma proactiva desde y tras
la lectura, también se puede percibir en la reinterpretación contemporánea de Sleeping Beauty (). La protagonista, Aurora, lee libros para investigar cómo poder curar el conjuro
del sueño al que está condenada. No solamente lee para encontrar una solución a su
problema sino que, además, escribe y publica los resultados de su investigación para
poder ser de ayuda a otras personas en su misma situación:
As Aurora grew, she realized her sleeping troubles weren´t going to go away, and began
to desire more information about them. […] in her quest to learn about her difference
by bringing in books […] Aurora started publishing her own papers on her experience
with a sleep disorder (p. 80).
Quizás el ejemplo más destacable de la lectura como un actor de cambio en el mundo
sea el libro de , que gira en torno a la reflexión sobre el tremendo poder de la lectura, sobre cómo
las palabras nos conectan con el mundo y sobre cómo, a través de la educación, podemos
aprender a navegar la realidad. Beatryce vive en un mundo en el que las niñas no están
alfabetizadas; sin embargo, ella sabe leer y escribir y, además, enseña a otros personajes
a hacerlo. De hecho, mediante el proceso de aprendizaje de la lectoescritura, la vida
de todos los personajes empieza a mejorar. Nos referimos, claro está, a un tipo de
educación que no perpetúa ni legitima desigualdades, sino que va más allá “permitiendo
que el conocimiento se genere de forma horizontal y nos conduzca hacia una sociedad
de saberes compartidos” ().
No obstante, durante toda la trama, Beatryce provoca una enorme desconfianza, especialmente
entre los personajes masculinos, a los que les gustaría silenciarla. A este respecto
resultan sumamente reveladoras las palabras de :
Durante siglos han sido muchos los hombres a los cuales las mujeres que leen les han
parecido sospechosas, tal vez porque la lectura podía minar en ellas una de las cualidades
que […] más valoran: la sumisión. […] Es indudable que el acceso a la lectura, que
es la principal puerta de ingreso al mundo de la cultura, supuso un gran avance para
la mujer […]. Le dio mayor confianza en su propio valer, la hizo más autónoma, la
ayudó a pensar por sí misma, le abrió nuevos horizontes (pp.11-19).
La lectura para cambiar el futuro: la educación
En los libros que se estudian en este ensayo, la relación con la lectura y con la
educación es tan importante que incluso llega a cambiar el futuro de las niñas y mujeres
protagonistas. El caso más significativo es, sin duda, Showway de , que cuenta la historia de siete generaciones de una familia afroamericana, empezando
por las tatarabuelas, que eran esclavas y trabajaban en los campos de algodón del
sur estadounidense. Con el paso del tiempo, llegamos a la abuela de la narradora,
Georgiana, que aprendió a leer y a escribir, y llegó a ser maestra de escuela. Sus
descendientes llegarán a ser poetas, pintoras y escritoras. Pero sin duda es Georgiana,
la primera mujer de la familia que aprende a leer y a escribir, la que inicia el verdadero
cambio en el destino de esta familia: “People say about Georgiana: She always had
a book in her hand”. En este caso, la lectura aprendida y compartida entre mujeres
supone una emancipación no solamente de género sino también étnica.
En las narraciones que analizamos, incluso las princesas, en contra del estereotipo
del folklore, se convierten en mujeres formadas y preparadas en el estudio. En la
versión contemporánea de Rapunzel (), podemos observar que, desde muy pequeña, sus padres entienden la importancia del
estudio: “When Rapunzel came of age, the family sent their daughter next door to study
under the guidance of the sorceress Gothel” (p. 19). Por otra parte, la princesa Magnolia
de la serie The Princess in Black () es una gran aficionada de las ciencias y del conocimiento en general. En muchas
de estas obras, se insiste en la importancia de que las princesas vayan al colegio
porque, además de diplomacia y disciplina, también tienen que familiarizarse con asignaturas
académicas, como es el caso de la protagonista de Royal Wedding Diaster: “we´re setting a bad example for the rest of the populace by keeping Olivia out
of school -unless we´re homeschooling her […] cerntainly we can teach you deportment
and diplomacy. But I meant things like math, literature and science” ().
En las ilustraciones de muchos de los libros seleccionados, vemos la importancia del
estudio y la formación de las princesas, como por ejemplo Princess Cora and the Crocodile (), Notebooks of a middle school princess: Royal wedding disaster o Princess hair () (imagen 7).
Imagen 7Princess hair. Ilustraciones de Sharee Miller
Meg Cabot es una autora que insiste, con frecuencia, en esa idea del estudio como
arma transformadora de la realidad y del futuro de las niñas. De hecho, la protagonista
de su serie Allie Finkle´s rules for girls, es una muy buena estudiante y obtiene excelentes calificaciones. Tampoco podemos
dejar de hacer mención a la trilogía de Rita Williams-García. En el primero de sus
libros, , conocemos a Cecile, la madre de las tres hermanas protagonistas, que, a finales
de los años 60, llegó a abandonar su propio hogar para luchar por los derechos de
la comunidad negra cultivando y diseminando su pasión por la poesía. Delphine, la
hija mayor de Cecile, es una niña con mucha curiosidad por el conocimiento y, especialmente,
por el lenguaje. Es una apasionada lectora del diccionario Merriam Webster. De hecho,
ella imagina que la autora es una mujer que se llama Merriam Webster, hasta que, un
día, para su gran desilusión, su professor le explica que son los apellidos de dos
hombres: “I´d had a picture of Miss Merriam Webster in my head for so long. I heard
her showing me where to look for words. How to pronounce them. What they meant. How
to spell them” ().
En Zade de , la protagonista es una lectora empedernida que, además, tiene un talento enorme
para narrar historias. Gracias a esto, consigue llamar la atención del sultán y convertirse
en la socia de un negocio en común: “Zade perused all the books and collected in her
memory many tales of history, poetry, philosophy, sciences, and the arts. This made
Zade wise, witty, inventive, well read, and a great candidate for a job” (p. 60).
Terminaremos este apartado con el libro de . Dory, la niña protagonista, se ve enormemente afectada por sus dificultades en el
aprendizaje de la lecto-escritura. No solamente se frustra porque se ve obligada a
leer libros para bebés que le resultan poco estimulantes, sino que, además, se ve
relegada cuando su mejor amiga se sienta a leer con otra niña, creando un vínculo
entre ellas del que Dory no puede participar. Finalmente, decide que ella también
va a aprender a leer, e incluso llega a hablar de la lectura como un Superpoder (imagen 8).
Imagen 8Dory Fantasmagory: Dory Dory Black Sheep. Ilustraciones de Abby Hanlon
Conclusiones
A través de la revisión de 35 obras de la LIJ contemporánea estadounidense, se ha
querido mostrar cómo la lectura en estos libros se relaciona con el autoconocimiento,
la autoafirmación, la sororidad, la independencia, el contacto con la realidad, el
cambio, la lucha, la solidaridad, la igualdad, el esfuerzo personal y colectivo, y
el entendimiento con el otro.
Siguiendo la línea del feminismo liberal (), y como muestran los libros analizados, estamos convencidas de que la lectura y
la educación son factores facilitadores y esenciales para el acceso de la mujer al
ámbito público. Además, son factores que contribuyen al empoderamiento y a la posibilidad
de intervención de la mujer en la realidad socio-colectiva y, por ende, a su transformación.
Como concluía Virginia Woolf su famoso ciclo de conferencias en A room of one´s own (1929/2014):
If you would please me—and there are thousands like me—you would write books […] Thus
when I ask you to write more books, I am urging you to do what will be for your good
and for the good of the world at large (pp.59-60).
El ejemplo de los libros que hemos analizado en este ensayo resulta enormemente significativo
y esperanzador para que el tratamiento de la identidad de género a través de la LIJ
pueda “motivar la reflexión y, en última instancia, servir como punto de partida para
la eliminación de ciertos estereotipos y prejuicios presentes entre el alumnado” ().
Nos gustaría terminar este artículo con las palabras , que resumen a la perfección el espíritu analítico que ha guiado este ensayo, y que
describen la lectura y la escritura como barreras protectoras que impiden a las mujeres
ser silenciadas:
I was one of those kids who was desperate to learn how to read. I felt like I really
needed it […] it’s that sense of empowerment, then I felt like I could do anything
because I could read […] I couldn’t be silenced because I could read and write ().
Referencias
1
Aguilar-Ródenas, C. (2007). Del discurso de la domesticidad a la cultura queer en
la literatura infantil y juvenil. En C. Pinyana-Gari, & A. Gil-Gómez (Eds.), ¿Todas las mujeres podemos?: Género, desarrollo y multiculturalidad. III Congreso estatal
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