El propósito de este trabajo es analizar las representaciones de género contenidas en textos literarios sugeridos por el Ministerio de Educación para los niveles transición I y II de Educación Parvularia[i] y primer año de Enseñanza Básica, y sus posibles implicancias en la construcción identitaria infantil. El diseño de la investigación se enmarca en el paradigma cualitativo con alcance descriptivo- interpretativo, y propone un análisis interdisciplinario para identificar los recursos semióticos que podrían configurar un discurso que mantiene y promueve estereotipos de género. Este análisis incorpora marcos conceptuales que abordan la literatura como medio de transmisión y creación de identidades, los estudios de representaciones de género significadas en elaboraciones simbólicas, visuales y discursivas que modelan la posición social de hombres y mujeres; y enfoques del desarrollo centrados en el estudio de las subjetividades en la infancia. Los resultados muestran que los textos literarios narrativos estudiados contienen signos recurrentes y códigos de identificación diferenciados para niñas y niños, los que se construyen desde una perspectiva de género tradicional, antagónica y binaria. En conclusión, los textos proponen opciones de lectura que tienden a sostener roles de género convencionales
[i] En Chile, la educación inicial, prescolar o en primera infancia es reconocida como Educación Parvularia
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Cómo citar
Martínez-Palma, E., Rabanal-Gatica, D. ., Valenzuela-Rettig, P., & Fernández-Darraz, M.-C. (2023). Representaciones de género y plan lector en Chile: Estudio del corpus literario para primera infancia. Ocnos, 22(2). https://doi.org/10.18239/ocnos_2023.22.2.343
Martínez-Palma, Rabanal-Gatica, Valenzuela-Rettig, and Fernández-Darraz: Representaciones de género y plan lector en Chile: Estudio del corpus literario para
primera infancia
Introducción
Lectura de textos literarios en contexto escolar: una forma de reproducir y/o construir
cultura, representaciones de género e identidad
En el contexto chileno, la lectura literaria ha sido significativamente relevada asignándole
un importante rol en el proceso formativo, particularmente en los niveles de Educación
Parvularia, o primera infancia, y Educación Básica. En este sentido, la Política Nacional
de la Lectura y el Libro muestra un amplio desarrollo que data del año 1993, fecha
en que se promulga la Ley del Libro, 19.227, cuyos lineamientos establecen objetivos
y acciones para acercar a la población a la lectura. Dentro del plano escolar, el
Plan Nacional de la Lectura y el programa “Primero Leo” (2018) han propuesto desarrollar
espacios lectores que estimulen la lectura fruitiva e interpretativa, en función de
generar en los estudiantes habilidades críticas y reflexivas, sobre el conocimiento
de sí mismos y de los espacios de interacción cultural.
De manera particular, el vasto desarrollo académico de la Literatura Infantil y Juvenil
(; ; ; ; ) plantea que la lectura literaria colabora con las cosmovisiones que construye la
niña y el niño, de sí mismos y de su entorno, a través de la distinción de “situaciones
que, suscritas al texto, generan un modelo de identificación” (). Así, los recursos que constituyen la obra literaria podrían configurar un discurso
que promueve y perpetúa representaciones, o facilita la construcción de múltiples
posibilidades de auto reconocimiento en el lector infantil ofreciendo horizontes para
la configuración de sus identidades.
En este escenario, el presente estudio plantea un problema que surge en atención a
la posible influencia de los estereotipos y roles de género, albergados en la literatura
infantil, en los procesos identitarios implicados en la experiencia de lectura; los
cuales se originan principalmente en el contexto escolar. De este modo, la investigación
revisa una selección del corpus literario propuesto para infantes chilenos considerando
relevante la libre disponibilidad de los textos para los estudiantes, debido a que
estos se encuentran accesibles en las bibliotecas de aula escolar. Así, el estudio
se pregunta si ¿estos textos contienen representaciones que puedan llegar a identificar
de manera distinta a niñas y niños a través de la lectura? Para este propósito el
trabajo analiza las representaciones de género contenidas en seis textos literarios
sugeridos por el Ministerio de Educación para los niveles transición I y II de Educación
Parvularia y primer año de Enseñanza Básica, y sus posibles implicancias en la construcción
identitaria infantil.
Género, binarismo, estereotipos y roles de género
Las representaciones de género como configuraciones sociales, mediadas por procesos
culturales e históricos, han incidido potencialmente en la construcción de identidades
en los infantes. El género se ha definido como un conjunto de disposiciones por medio
de las cuales una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad
humana (). Para , el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basado en la diferencia
sexual, a la vez que es una forma primaria de relaciones de poder. La autora sostiene
que el género se configura a partir de los símbolos, de los sistemas normativos, de
las instituciones y organizaciones, y de la identidad subjetiva. En el contexto latinoamericano
y desde la crítica decolonial, se entiende el género como una construcción que define
a hombres y mujeres desde una razón binaria, dicotómica, antagónica y jerárquica (), a la vez que se ha conceptualizado como una categoría de análisis que evidencia
la forma en que representaciones dominantes y hegemónicas organizan diversos mundos
como el de la sexualidad, los afectos y los roles sociales ().
A través del proceso de socialización de género se transmiten expectativas, formas
de relación, y comportamientos socialmente aceptados según el sistema sexo/género
() de cada cultura y de cada momento histórico. A lo largo de este proceso se instalan
estereotipos de género, definidos en la cultura occidental como oposiciones binarias
y jerárquicas que asignan comportamientos y características femeninas a las mujeres
y masculinas a los hombres (). Sin embargo, y pese a que los estereotipos de género se transmiten de una generación
a otra y son observables desde tempranas edades (), no son estáticos puesto que en la medida que se modifican los roles sociales algunos
estereotipos pierden vigencia, aparecen nuevos o los que en un momento fueron asignados
a los hombres podrían, en otro, ser asignados a las mujeres (). Aun así, a partir de estos marcos de creencias socialmente compartidas se configuran
posiciones sociales y espacios de desempeño diferenciados por sexo, con distintos
privilegios y valoraciones.
Algunas investigaciones revelan que la literatura infantil y juvenil podría constituirse
en una fuente de transmisión de estereotipos sexistas de manera explícita o implícita
(; ), a la vez que han revelado la existencia de representaciones que conllevan discriminación
de género, a pesar de los esfuerzos deliberados por producir textos menos sexistas
en los últimos años (). Desde sus orígenes, la literatura infantil, plantea , ha sido un producto histórico-social, condicionado por un conjunto de factores pedagógicos,
filosóficos y culturales. La autora también señala que en los cuentos aparecen todos
los valores, actitudes, jerarquías y creencias adecuadas para infantes y que han servido
para transmitir y mantener prejuicios sociales sexistas, racistas y clasistas, a través
de personajes que niñas y niños imitan.
Sin embargo, algunos estudios han evidenciado que los avances sociales en materia
de igualdad de género han favorecido cambios significativos en la representación de
estereotipos de género. Así lo revela la investigación de que a partir del análisis de lecturas infantiles publicadas en el medio hispánico
entre 1980 y 2020 concluyen que los estereotipos sexistas se han reducido en las últimas
décadas y que las imágenes, además de su gran potencial educativo, reflejan la evolución
social en materia de roles y estereotipos de género. De igual modo, , en un estudio semiótico multimodal de libros álbumes, concluyen que los textos analizados
presentan nuevas localizaciones en su estructura, lo que permite a las mujeres transitar
de los espacios interiores (hogar) a espacios exteriores (público). En este sentido,
se establece una apertura dialógica a la igualdad de género y a la integración social,
a partir de un mensaje progresista que reposiciona la figura femenina.
Pertinencia cultural para la construcción de identidades
Para comprender la importancia de la literatura en las prácticas educativas escolares,
como un espacio de sociabilización y de construcción identitaria (), hay que considerar diferentes concepciones de lectura. Desde el paradigma semiológico
del texto literario, la literatura es concebida como un conjunto de textos que presentan
un doble código: uno lingüístico y uno no lingüístico, en donde confluyen varios sistemas
culturales y por el cual se transmiten los componentes que conforman los modelos o
representaciones de las culturas (; ). Por tanto, la literatura tiene la potencialidad de transmitir y crear cultura (Carrasco,
, , ; ; ) en la medida que la cultura se transmite a través de la literatura, como discurso
cultural, al tiempo que el propio discurso literario crea cultura (). Por esto, cuando se realizan procesos de lectura en contextos escolares se comunican
representaciones culturales que influyen en los procesos de identidad de los infantes
().
En el espacio de la lectura literaria, los infantes van construyendo opciones de identificación
a partir de huellas interpretativas que colaboran con la percepción de sí mismos,
y con los modos de significar el entorno cultural (). El texto, mediador cultural, se convierte en un medio que permite construir imaginarios
sociales y estructuras que configuran identidad (; ; Munita y Pérez, 2013), en tanto que, en los libros, la representación de la experiencia
situada en las acciones que los infantes emprenden en sus contextos inmediatos se
codifica a través de las palabras y de las imágenes (; ; Munita y Pérez 2013; ). El texto abre el diálogo con los diseños culturales de lectoras y lectores (), formando así un entramado de posibilidades y experiencias donde las propuestas
literarias se enfrentan a las formas de actualización () que cada lectura activa.
La lectura literaria como proceso de formación ciudadana
En la praxis educativa es posible estimar que la ciudadanía se erige como una escena
de discusión que necesita ser habilitada, donde se relacionen los derechos individuales,
colectivos y la pertenencia a una comunidad en espacios multiculturales y democráticos
posicionados en la participación (; ; ). Es así como, las distintas posiciones que participan de un diálogo sugerente encuentran
en la literatura, y en la experiencia de lectura, un territorio para circular.
En este sentido, ciudadanía y literatura conforman una vía de acceso a la discusión
y un segmento abierto a significaciones que permiten visibilizar las voces de quienes
interactúan en la experiencia compartida. La creatividad que porta la literatura es,
a su vez, un estímulo de la creatividad de lectores, para volverse, a su vez, escritores
de su biografía ciudadana y ponerla en escena para socializarla con otras y otros.
De acuerdo con , la lectura, en los últimos años, se ha tornado especialmente en una forma de resistencia
y se han diversificado las comunidades lectoras () con distintas orientaciones.
La literatura y su lectura han vuelto porosos los muros de bibliotecas y establecimientos
educacionales para colectivizar el espacio público. En este sentido, el acto de leer
y el acercamiento a la literatura, con óptica de ciudadanía, pretenden ser una práctica
y una política de construcción de sociedad y de sujetos críticos que descubran nuevas
posibilidades de constituir comunidades y horizontes de nación.
Metodología
Este estudio incorpora la metodología de la semiótica del texto, que integra el lenguaje
Lingüístico y gráfico (imagen), con el objetivo de identificar las estructuras textuales,
o recursos semióticos, para analizar las representaciones de género en el corpus literario
seleccionado. En específico, se utiliza la propuesta de interpretación presentada
por Umberto Eco (, ), donde la lectura semiótica o crítica se realiza a partir de la intentio operis; es decir, la intención del texto (no del autor o lector). La investigación planteó
la lectura de 60 obras incluidas en las bibliotecas aulas para los niveles de transición
y primero de Enseñanza Básica, distribuidos el 2020 por el Ministerio de Educación
.
El procedimiento analítico contempló la revisión de las 60 obras a partir de los códigos
de interpretación evidenciados en los textos, los cuales muestran representaciones
de género asociadas a roles sociales y rasgos identitarios construidos en la trama
de las propuestas literarias. Desde este punto de partida, se estableció una primera
lectura, según la propuesta de, para la búsqueda de referencias textuales coherentes a estos códigos, la cual permitió
seleccionar un corpus de 50 textos. En segunda instancia, se levantó una hipótesis
interpretativa/crítica para la lectura semiótica (en profundidad), la cual establece
que los textos leídos presentan roles y categorías de género que se relacionan con
representaciones de participación social y ciudadanía, en un marco de pertinencia
cultural que puede llegar a influir en la construcción de la identidad de género de
las niñas y los niños, los cuales tienen acceso a estos libros a través de las biblioteca
de aula, en los establecimientos educativos de Chile (figura 1).
Figura 1Matriz metodológica para análisis de textos literarios Fuente: Elaboración propia.
Esta hipótesis interpretativa se construye a partir de tres categorías de análisis
que emergen del marco teórico conceptual presentado en este estudio. La primera guarda
relación con los roles, funciones y estereotipos representados para hombres y mujeres,
los cuales son identificados a través del reconocimiento de expectativas, formas de
relación, y comportamientos socialmente aceptados según el sistema sexo/género. La
segunda identifica las manifestaciones de ciudadanía y participación social, desde
una perspectiva de género, de acuerdo con la inclusión de las voces infantiles en
la toma de decisiones al interior de sus comunidades de pertenencia. La tercera, hace
alusión a las representaciones culturales visualizadas en los modos en que se presentan
los procesos de socialización de las y los infantes, y el modelamiento conductual
adulto, identificando elementos, acciones, relaciones interpersonales, entre otros,
que signifiquen aspectos de pertinencia cultural para la construcción de las identidades,
desde una perspectiva de género. En tercera instancia, se optó por identificar aquellas
obras literarias que presentaban más elementos simbólicos relacionados con la hipótesis
de lectura y que fuesen representativos del corpus de textos. De este modo, se utilizó
un análisis de contenido para identificar los elementos simbólicos recurrentes, en
las referencias textuales, según el grado de frecuencia en que aparecen en los textos
de manera escrita y visual, teniendo como base la hipótesis de lectura y las categorías
de análisis. Para el caso de este artículo, debido a la extensión del trabajo y con
el objeto de lograr mayor profundidad analítica, se presentan los resultados del estudio
de dos textos por nivel educativo (figura 2).
Figura 2Corpus de estudio analizado Fuente: Elaboración propia (basada en las obras incluidas en las bibliotecas aulas
para los niveles de transición y primero Enseñanza Básica, distribuidos el 2020 por
el Ministerio de Educación en Chile)
Análisis de resultados
A continuación, se presentan los resultados del análisis semiótico crítico de seis
textos literarios organizados según nivel escolar. Este análisis se aborda a partir
de la hipótesis de lectura y de las categorías de análisis emergentes del marco conceptual
y teórico del estudio: roles y estereotipos de género/ manifestaciones de ciudadanía
y participación social/ pertinencia cultural y construcción de identidades.
Lecturas para Educación Parvularia: desde visiones adulto-céntricas y tradicionales
del género hacia roles sociales menos estereotipados
Para el nivel transición I, en primer lugar, la obra de
¡Soy una niña!, muestra un claro ejemplo de resignificación de los parámetros socioculturales que
delimitan la caracterización de lo femenino y masculino en el contexto de la infancia.
Tanto la narración como la gráfica configuran un discurso que reivindica la normalización
de roles convencionales de género, los cuales adscriben las características individuales
físicas y psicológicas (conductuales y emocionales) de manera diferenciada para niñas
y niños. Es importante considerar este tipo de textos en las aulas escolares, puesto
que, tal como sostiene , los estereotipos asociados a lo masculino y femenino no son estáticos, pues varían
según los roles sociales asignados a hombres y mujeres dependiendo de los contextos
sociohistóricos. En este sentido, es posible destacar que las acciones de disfrute
y autonomía que se presentan en el texto, a las que pueden acceder las y lo infantes
en la lectura, se relacionan con las capacidades individuales y con los lugares de
pertenencia, pero estas son delimitadas por un entorno adulto céntrico.
La caracterización de “La coneja niña” como personaje principal, de color azul en
oposición al rosado o los tonos pasteles que representan tradicionalmente a las niñas,
se interpreta como una resistencia a la identificación con roles socialmente asignados
para el comportamiento diferenciado entre niñas y niños. Los signos relacionados con
la percepción de su identidad son descritos a partir del reconocimiento de capacidades,
habilidades y acciones de gusto y disfrute. Tal como lo manifiesta la protagonista:
“a veces soy dulce, tierna y educada”, “otras soy rebelde y algo descarada”. Así,
es posible interpretar la presencia de una contraposición a las características y
aspectos conductuales que debe, por modelamiento sociocultural, manifestar una niña
y aquellos que parecen ser propio de los niños. Es decir, se resignifican los roles
y categorías tradicionales de género, dando la posibilidad a que las y los infantes
construyan interpretaciones de género más complejos y contemporáneos a través de la
lectura de este texto.
De igual modo, la coneja se visualiza consciente de su valía personal, la cual evidencia
a través de la satisfacción que percibe en sus capacidades: “mira voy a toda velocidad”,
“¡Soy una niña!”, “Soy la más valiente, esa es la verdad”, “Soy muy espontánea, me
gusta improvisar. Y cuando lo hago, ¡lo paso genial!”. En este contexto, la exploración
del mundo, bajo la perspectiva de la identificación de sus habilidades, canaliza la
percepción del logro como operador de la conducta y de la validación de sí misma:
“Está bien querer ser bueno en las cosas”, “Me gusta ser la mejor”, lo cual demuestra
una identidad posicionada en la seguridad y la confianza de su ser “niña” (; ).
Figura 3Selección de escenas de “Soy una niña” Fuente: Yasmee Ismail, 2016. Editorial Corimbo.
La experiencia de la niña coneja, en cuanto a su participación social, se muestra
en la cotidianidad. El texto se construye a partir de símbolos que potencian su participación
como persona autónoma e independiente de la visión del adulto, principalmente, en
cuanto a su capacidad de autodefinición y reflexión sobre ella misma, sus capacidades
y acciones. Pero, también, se encuentra la presencia de los adultos y niños quienes
codifican la identidad de la coneja a partir de un parámetro social naturalizado que
adscribe sus acciones a roles asignados a los niños: “tengo el libro perfecto para
un niño como tú” le dice la bibliotecaria, o “las muñecas son para niñas”, comenta
un niño en un espacio de juego colectivo. La constante interpelación de la niña a
todos los referentes dogmáticos, adultos céntricos y tradicionales, revela su participación
y su concepción de niña, ciudadana y constructora de cultura, como manifestaciones
de su identidad.
En segundo lugar, el libro propone, desde la portada, un giro en las concepciones convencionales de género.
En ella es posible apreciar un avión montado por una niña, desmontando la relación
convencionalmente masculina con la tecnología. En este caso, el gesto gráfico funciona
en el libro como epígrafe donde se posiciona la mujer como clave interpretativa representada
en la ilustración del texto, rompiendo el rol pasivo asignado tradicionalmente a lo
femenino, así como su falta de protagonismo.
Los elementos gráficos forman la trama expresiva del texto, con clara vinculación
al estilo del muralismo. Estos, se diseñan con rasgos mayoritariamente asociados a
la participación de las mujeres y, además, relevan un estilo que detalla una enunciación
desde lo femenino. En este sentido, existe una participación mayoritaria de sujetas
habitando el libro desde la gráfica, haciendo que el relato de la cultura nacional
esté direccionado desde la mediación de la mujer. Alfareras, tejedoras, niñas, profesoras,
dinamizan los componentes gráficos mientras tañe la ‘Campana de la escuela’: “Señora
muy gorda/ columpiándose en una viga, / es de bronce su garganta/ su voz es clara
y amiga”, y las “Caracolas a vela/ navegan/ por el cielo/ de los puertos” en el poema
‘Gaviotas’. Por esto, Cielografía de Chile, más allá de ser una publicación que presenta ciertas postales de lo que se puede
comprender como cultura nacional, también evidencia una mirada impetuosa sobre la
participación de las mujeres en diferentes planos y contextos, evidenciando una intención
de destacar la participación social como mecanismo de visibilización de las mujeres.
Esta participación permite abrir espacio a la construcción ciudadana, pues la mujer
forma parte del espacio público, superando el espacio privado ligado al cuidado de
la familia y la domesticidad, propio de la construcción tradicional de género, donde
lo público se vincula más a lo masculino (, ).
Para el nivel transición II, en , la interacción texto-imagen es fundamental para la lectura de una narrativa construida
a partir de un relato que utiliza códigos lingüísticos propios, los cuales son distintos
a los de la lengua materna. En este caso, el texto invita a experimentar e imaginar,
desde estos códigos, el potencial de significado visualizado en su gráfica. Es necesario
considerar que esta oportunidad de lecturas múltiples posibilita, a las y los infantes,
construir modos de identificación genérica a partir de códigos propios. En este sentido,
el texto se configura como un material pedagógico clave para indagar en cuáles son
los códigos con los que las y los infantes identifican los géneros y, por otro lado,
construir desde la creatividad otros modos de identificación genérica (figura 4).
Figura 4Escena de Mau it zio Fuente: Carson Ellis, 2017. Bárbara Fiore Editora.
Los insectos, personajes del cuento, desarrollan el relato a través de un lenguaje
escrito ficcionado y una trama que transcurre en la visualización de las imágenes.
Estos personajes, poseen rasgos humanos y utilizan artefactos que permiten proyectar
la simbolización de los estereotipos de género, mediante la diferenciación de aspectos
tales como: la vestimenta, las tareas que cumplen los personajes femeninos/masculinos
y las acciones que definen sus patrones conductuales, evidenciando los marcos de creencia
socialmente compartidos en una cultura tradicional y patriarcal. De este modo, los
insectos macho transportan material pesado para la construcción de una obra arquitectónica
que acogerá a todos los que participan de ella, y los insectos hembra se dedican a
la tarea más liviana. El insecto macho se deleita al son de una interpretación en
violín dedicada a una mariposa que danza al son de la melodía. El insecto de mayor
edad, ciempiés macho, lee distendidamente y orienta el trabajo del colectivo.
Si bien el texto presenta la participación ciudadana en vinculación con lo colectivo
y en un espacio compartido entre géneros, los roles son diferenciados con claridad
para cada grupo. Desde una proyección identitaria cultural, el desarrollo de un trabajo
colaborativo significado en la participación de todas y todos los insectos es relevante
y valiosa; pero, a pesar de mostrar una acción colectiva centrada en bienestar común,
la lógica de organización se proyecta de manera convencional y desde una perspectiva
binaria visibilizada en roles socialmente diferenciados.
Como segunda obra, en el libro , se advierte el tránsito que experimenta un tigre desde su lugar de origen, la selva,
al mundo urbano visualizado en el desarrollo tecnológico, económico y en la organización
de las masas, como signos de los estilos de vida humana. En su caracterización: “El
tigre era curioso y noble, sobre todo noble”, le permite explorar lo desconocido;
es decir, la instanciación de un mundo globalizado en constante movilidad, pero que
se torna frágil y vulnerable. En su condición de “nobleza”, ayuda, protege y contiene
a los “animales” (seres humanos) socioemocionalmente desvalidos.
Al considerar esta última dimensión, en la propuesta literaria de Simonetti, el tigre
está permeado por rasgos patriarcales, asociados a la masculinidad hegemónica y los
mandatos de cuidado que construyen el imaginario social tradicional y que asocian
a los hombres con ciertas responsabilidades sociales. Niñas, mujeres y ancianos son
presentados en el libro como personajes que el tigre debe proteger, lo que permite
interpretar, en el texto, la presencia de un sistema de símbolos que identifican en
el rol masculino responsabilidades de protección y de cuidado, pero en un espacio
público. Aunque estos desempeños "protección y cuidado" pueden ser asociados a la
tarea que cumplen mujeres, en un rol maternal, estas operan en el espacio privado.
En el caso de esta obra, la trama se visualiza en el espacio público.
En síntesis, el análisis de los textos seleccionados de este nivel educativo ha permitido
identificar una variedad favorable de lecturas para desmontar las categorías tradicionales
de género. Los textos seleccionados transitan desde representaciones tradicionales
y binarias, simbolizadas en un posicionamiento adulto céntrico, respecto a la construcción
de categorías de género, hacia obras que revierten este orden tradicional para resignificar
los estereotipos convencionales.
Identidades modeladas por la participación ciudadana y el reconocimiento de la otredad:
las señales de las lecturas en primero Enseñanza Básica
El libro , se puede considerar como un nuevo texto vinculado a la literatura chilena reciente
que tematiza imaginarios escolares (), desde una mirada infantil.
La trama del texto se construye a partir de un hecho que pone en cuestionamiento la
conservación y respeto del patrimonio natural, por un lado, y la sustentabilidad del
progreso y desarrollo humano a través de la urbanización de los espacios de interacción,
por otro. El dilema se presenta cuando en el patio de un colegio, una araucaria -representación
del patrimonio natural milenario- debe ser cortada para permitir la construcción de
un edificio -visualización del desarrollo, progreso e innovación-, situación que conmocionó
a las y los estudiantes: “Aquel lunes cuando regresamos de las vacaciones, en el colegio
nos esperaba una sorpresa”, “Una inmensa grúa cruzaba los aires y unos paneles de
madera bloqueaban el patio”. Esta situación opera en la narración como un gatillador
de las discusiones de las y los estudiantes, quienes toman posición con respecto al
hecho. De este modo, el análisis del texto permite interpretar un tratamiento de identidades
de género vinculadas, principalmente, a la construcción de ciudadanía y participación
social.
Así, Desarrollistas y Milenarios, grupos que se conforman para defender sus puntos
de vista con respecto a la situación narrada, despliegan sus ideas para dar lugar
a cada una de las posturas presentadas en el texto. Desde una vereda paralela, los
adultos buscan algunas formas de operacionalizar la resolución de conflictos como
parte de una experiencia formativa. En este caso, la directora manifiesta que “lo
mejor para resolver los problemas es conversar y escucharse”, mientras el profesor
de Historia propone generar un debate para fomentar la educación cívica. Por tanto,
la voz adulta, simbolizada en estos personajes, orienta las iniciativas políticas
de las y los estudiantes y conduce las posibilidades del debate, favoreciendo un desarrollo
de ciudadanía.
El texto propone una discusión polarizada que revela posiciones binarias y estereotipadas
de los roles de género. En este sentido, el progreso es enunciado en la voz de un
joven vocero, mientras que los Milenarios son representados por una estudiante que
canaliza sus ideas. Así, se advierte una síntesis simbólica que reproduce las concepciones
patriarcales y androcéntricas, pues progreso, tecnología y desarrollo son equivalentes
con la posición y enunciación masculina: “los Desarrollistas mostraron sus argumentos
con firmeza”; mientras que Milenarios son descritos como un colectivo que canaliza
sus miradas desde una posición permeada por la emocionalidad: “los Milenarios encendieron
el corazón de muchos”. De este modo, la disposición de la narración conduce a una
pugna entre racionalidad y emocionalidad, como un relato que escenifica los espacios
sociopolíticos nacionales que ubican el progreso enfrentado a los compromisos con
la naturaleza y la legitimación de los saberes ancestrales (figura 5).
Figura 5Selección de escenas de “Pequeña historia de un desacuerdo” Fuente: Gabriela Lyon, 2017. Ediciones Ekaré Sur.
En síntesis, Pequeña historia de un desacuerdo tiende a operacionalizar un gesto de reproducción de género convencional y binario:
las mujeres emocionales y los hombres racionales. Asimismo, posee un componente hegemónico
representado en la experiencia de personas adultas como mediadores del conflicto,
quienes asumen un rol ciudadano y profesional que promueve la discusión como finalidad
pedagógica y formativa.
En segundo lugar, , presentan diez cuentos tradicionales de occidente, actualizados desde imaginarios
contemporáneos. En este sentido, es posible encontrarse con una propuesta creativa
que dispone, por ejemplo, a Rapunzel como rapera, Caperucita como una joven con polerón
y jeans, o una Cenicienta indígena, entre otros. Se genera, entonces, un desplazamiento
desde las propuestas literarias originales de esos textos, hacia una nueva versión
más vinculada a las potenciales habilidades de lectura y acercamientos desde las y
los lectores actuales. Se actualizan los símbolos asignados a los roles de género
a partir de los cambios en los códigos socioculturales que se han desarrollado en
los últimos años.
Es posible establecer que la propuesta editorial y la construcción de algunos cuentos
en décimas, presentan posibilidades menos hegemónicas para la comprensión de las construcciones
genéricas, en términos de que se amplifica el panorama identitario, a pesar de que
perviven historias convencionales y naturalizadas respecto a la representación de
roles femeninos y masculinos en los cuentos. En este sentido, por ejemplo, la décima
“La rapera Rap-unzel” nos entrega la lectura sobre una niña cantante de rap “que podía
rimar todo”. Desde el inicio del texto se releva la posición de la niña como centro
del relato, pero, como se sabe, no es la princesa que lanza sus cabellos por la torre,
sino una artista callejera talentosa que, desde la música, “le rapeaba al universo/
vivencias, sueños, detalles” (figura 6).
Figura 6Imagen de La rapera Rap-unzel en “Cuentos del mundo en décimas chilenas” Fuente: Marcelo Escobar, 2016. LOM Ediciones.
Rapunzel es presentada como una persona empoderada y consciente de sus habilidades
y convicciones musicales: “Eres la luz”, se menciona en uno de los versos, mientras
se comenta que “la niña, con su talento, / grabó discos, fue famosa”, instalando el
éxito como consecuencia de su talento artístico, así como su humildad. La cantante
defiende el rap como su lugar expresivo, pues tiene, en el canto, un lugar y una voz
que utiliza para comprender el mundo, para crear y cantar, para hacer porosos los
imaginarios y desmontar los convencionalismos, debido a que “la rima siempre perdura/
y busca su forma y modo/ nace del oro o del lodo, / de lo divino a lo pagano”. La
décima nos comparte una clave fundamental que articula creación, enunciación y música,
pues la rapera no espera ser rescatada del castillo, si no cantar un futuro cifrado
en notas musicales. Por tanto, se observa una construcción de género vinculada a la
pertinencia cultural, preservando la tradición, pero manifestando los códigos de género
actualizados.
Discusión y conclusiones: cruces del corpus estudiado
A partir del análisis semiótico de los seis textos seleccionados para este artículo,
es posible comprobar la veracidad de la hipótesis interpretativa y desglosada desde
las tres categorías de análisis, que permitieron profundizar en la interpretación
de los textos en relación con su posible influencia en la construcción identitaria
de niñas y niños.
Sobre la base del corpus de estudio es posible advertir algunos trayectos que se articulan
en Educación Parvularia. Es así como, desde la mirada de las representaciones de género,
textos como Mau it zio y Las rayas del tigre de transición II, forman un sendero de lectura convencional. Al tomar estos textos
como opciones de lectura, los infantes se encontrarán con caminos interpretativos
que tienden a reproducir ámbitos del género heteropatriarcales; además, establecen
propuestas literarias que no politizan el género como clave de lectura, vuelve neutros
a las y los personajes, los infantiliza y las posicionan como subjetividades ingenuas.
Leer y habilitar formas reflexivas convencionales tendrán como consecuencia proyecciones
estándares para las opciones identitarias construidas por niñas y niños. De este modo,
además, se complejiza la oportunidad de amplificar y promover la divergencia y la
sustentación de voces e identidades diversas por parte de las y los estudiantes. En
un momento histórico y político donde la tendencia es hacia abrir y construir legítimamente
la diferencia, tener un panorama de lecturas mayoritariamente convencionales pareciera
una contradicción, sobre todo entendiendo el influjo que la experiencia de lectura
literaria tiene sobre las infancias. Sin embargo, existen algunos casos en que se
provocan fugas a la uniformidad de las propuestas literarias, haciendo más difusas
las dimensiones de reproducción de género.
En el caso de las opciones literarias que replantean las representaciones identitarias
convencionales, es posible considerar “Pequeña historia de un desacuerdo”, como una
obra que se posiciona en un espacio de transición, pues, si bien existen iniciativas
y acciones que apuntan a dar voz extendida a las y los personajes, estas voces están
mediadas por una práctica convencionalmente patriarcal donde, por ejemplo, las mujeres
se relacionan con su capacidad de proyectar afectivamente su posicionamiento sociopolítico,
y los hombres alcanzan su estatus como promotores del desarrollo tecnológico, circunscrito
a lo racional. Sin embargo, es relevante considerar que es un libro que permite construir
un tránsito en el catálogo de lecturas, para hacer un puente entre las miradas conservadoras
y producciones literarias más diversas.
Por otra parte, publicaciones como “Soy una niña” y “Cielografía de Chile”, en transición
I, o “Cuentos del mundo en décimas chilenas” de 1º Enseñanza Básica, presentan imaginarios
y representaciones diferentes que apuntan a otros caminos posibles con los cuales
avanzar en la construcción identitaria y acercarse a signos que permiten comprender
el mundo desde otros puntos de vista. Sin duda, esta posibilidad de ofrecer una experiencia
literaria que amplifique lenguajes y formas de comprensión del mundo elabora una nueva
responsabilidad, esta vez educacional y pedagógica, centrada en quienes llevan adelante
los procesos de mediación de estos textos.
Lecturas que atienden y legitiman diversidades, necesitan mediadoras/es que sean capaces
de leer esos códigos con que se construye lo distinto y, por lo tanto, ser capaces
de diseñar experiencias de lectura que atiendan estas versiones que escapan de la
reproducción. “Soy una niña”, un texto donde el personaje principal desea legitimar
su identidad frente a las voces adulto-céntricas/conservadoras, revelará su sentido
emancipatorio una vez que las infancias participen de una experiencia de mediación
que les permita comprender esa diversidad en que la niña disfruta hacer “cosas de
niño”, aun cuando los adultos insistan en prácticas habituales de juego y felicidad
pertenecientes al género masculino. Si se pretende avanzar hacia una sociedad de derechos
extendidos, donde las y los infantes tengan un espacio y voz protagónico y significativo,
es importante que iniciativas como la biblioteca de aula del Plan Nacional de la Lectura
también dialogue con esta motivación y delimite cruces con los planes de formación
ciudadana.
El poder de la lectura y la influencia de experiencias de lectura que legitimen diversidades,
son necesarias para interpelar las políticas y prácticas reproductivas que circunscriben
a los sujetos y colectividades a identificarse con ciertos grupos humanos homogéneos
e, incluso, monológicos. Bajo estas circunstancias, apuntar al dialogismo a partir
del espacio lector es fundar un territorio de la divergencia y avanzar en la construcción
de miradas y prácticas de reflexión integral desde la primera infancia, proyectando
un futuro con caminos amplios, donde todas y todos encuentren un signo, un lenguaje
que les permita decir yo y también decir otro, desmontando los límites con los que
habitualmente se le otorga sentido a la identidad individual y colectiva. “Soy una
niña” es, a su vez, múltiples niñas que también quieren participar del territorio,
la comunidad y la ciudadanía.
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