En este trabajo se compara un corpus de vidas de objetos en la literatura infantojuvenil reciente con la it-fiction, un subgénero narrativo de los siglos XVIII y XIX destinado inicialmente a adultos, pero que experimentó un desplazamiento de sus destinatarios. A la luz de las conexiones temáticas y formales entre estas producciones modernas y contemporáneas se concluyen sus vínculos filosóficos, estéticos y culturales, especialmente en cuanto síntomas y relatos de la relación que establecen las sociedades con los objetos que las rodean y configuran. Como se comprobará, los singulares protagonistas de estas narraciones trascienden su materialidad e interpelan a los lectores sobre la relación del ser humano con los artefactos, sobre la globalización y sobre las consecuencias del capitalismo en las sociedades postindustriales. Por último, la investigación efectuada permite comparar dos sistemas literarios y la convergencia entre sus públicos lectores, hecho de interés en el campo de la historia de la lectura y de las prácticas lectoras.
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Cómo citar
Peñas-Ruiz, A. (2024). Vidas de objetos en la literatura infantojuvenil y la it-fiction. Ocnos, 23(1). https://doi.org/10.18239/ocnos_2024.23.1.409
Peñas-Ruiz: Vidas de objetos en la literatura infantojuvenil y la it-fiction
Introducción
Los animales parlantes y los objetos animados son personajes que asoman en la literatura
universal de todos los tiempos, en obras para todos los públicos y en toda clase de
géneros, si bien con mayor presencia en algunos como la fábula o el cuento maravilloso.
Los ejemplos que proporciona la historia literaria en forma de prosopopeya son incontables,
desde nubes que dan consejos a padres desesperados a gallos que hablan con zapateros,
espejos que interpelan a reinas malvadas o perros que departen sobre sus peripecias
vitales a las puertas de un hospital vallisoletano. En el ámbito de la literatura
infantil y juvenil (LIJ en lo sucesivo), como plantean Nikolajeva y Scott, las ficciones
protagonizadas por objetos resultan más singulares que las historias de animales parlantes
(), siendo la animación y la antropomorfización un hábito cognitivo y mental del ser
humano. Es una práctica que hunde sus raíces en la experiencia religiosa y que conecta
con la predisposición cognitiva hacia la información social ().
Dentro de la narrativa de objetos, las “vidas de objetos” constituyen una manifestación
literaria específica: se trata de narraciones protagonizadas por objetos animados
cuyo relato vital es el eje argumental del relato y que presentan una estructura circular,
dado que el objeto en cuestión se desplaza (a menudo, en contra de su voluntad), viajando
por distintos escenarios. En el presente trabajo se revisa un corpus de obras literarias
publicadas desde la segunda mitad del siglo XX para un público infantojuvenil que
responden a este planteamiento narrativo, novedoso solo en apariencia. Como se verá,
se trata de un dispositivo ficcional presente en la literatura de los siglos XVIII
y XIX, concretamente en la it-fiction, una corriente literaria destinada a lectores adultos, pero con análogos presupuestos
en cuanto a la caracterización y tipología del personaje protagonista no humano (objeto,
animal, vegetal o mineral), al enfoque bio/autobiográfico, así como a la estructura
circular o itinerante (; ; ; ).
Las obras contemporáneas estudiadas se contrastan con la it-fiction, lo que permite reflexionar sobre las posibles conexiones entre estas ficciones narrativas
antiguas y modernas, comparando las concomitancias y divergencias entre ambos sistemas
literarios y sus públicos lectores, así como su interés estético, literario y sociológico.
Este planteamiento puede ampliar el tan necesario conocimiento de la historia de la
lectura y las prácticas lectoras, ya que, como indica Parada, “a pesar de la ingente
literatura sobre psicología, fenomenología, sociología y los propios textos, la lectura
sigue siendo un misterio” (). Asimismo, interesa en el ámbito de la representación de los personajes y su desarrollo
en la narrativa infantil, campo insuficientemente explorado () pese a aportaciones recientes como la distinción entre ontología y epistemología
del personaje expuesta por .
En este contexto, el objetivo de este estudio es doble: por un lado, observar los
valores que transmiten este tipo de narraciones de objetos en sus respectivos marcos
sociohistóricos y culturales; por otro, indagar en el desplazamiento del perfil lector
al que se dirigen los escritores que cultivaron la it-fiction, desde un público adulto inicial a un público infantojuvenil. Secundariamente, dadas
sus coincidencias temáticas y estructurales se explorará la posible relación literaria,
ya sea por vía de influencia, intertextualidad, imaginario compartido o “polen de
ideas” (), entre las vidas de objetos de la LIJ contemporánea y la tradición narrativa de
la it-fiction desarrollada durante los siglos XVIII y XIX ideada, originariamente, para un lector
adulto. En ambos casos encontramos historias construidas a partir de un mismo asunto
y de un esquema narrativo común: las peripecias vitales de un objeto protagonista
del relato y la disposición circular o itinerante que resulta del viaje de ese singular
personaje.
Con esta definición en el horizonte se ha procedido a realizar una búsqueda de historias
actuales que presentan tal combinación temática y estructural, para lo cual se ha
recurrido a colecciones de libros infantiles como las ofrecidas por la Biblioteca
Nacional de España y la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes; buscadores de libros
infantiles y juveniles como Canal Lector y catálogos editoriales. A continuación,
se han seleccionado aquellas obras que constituyen la variante denominada “vidas de
objetos”, imbricadas en un esquema narrativo de circulación. En cuanto a los criterios de selección aplicados, desde el punto de vista del personaje,
se han abordado obras protagonizadas por objetos, dejando a un lado otros tipos de
personaje presentes en la it-fiction como fenómenos naturales (por ser escasamente representativos) y animales (por su
enorme popularidad y rendimiento en la LIJ, lo que genera una amplia casuística, desde
cuentos de animales hasta fábulas, inabarcable en este trabajo). A la luz de la historia
y de la voz narrativa, se han examinado narraciones que cuentan la vida de un objeto,
con independencia de la elección discursiva (homodiégesis o heterodiégesis), si bien
lo habitual en la it-fiction es la autodiégesis, es decir, el objeto protagonista narra su propia historia. En
cuanto a la estructura narrativa, se han elegido obras con una configuración circular
o itinerante: el objeto protagonista viaja por diferentes lugares y pasa por diferentes
manos y/o dueños. Desde el punto de vista de la historia literaria, los textos seleccionados
se circunscriben a la LIJ escrita y a tradiciones literarias de ámbito europeo para
continuar la senda trazada por las obras canónicas de la it-fiction. Quedan a un lado otras literaturas, el folclore y las historias de la literatura
popular oral (muy ricas también en protagonistas animales y objetos, a menudo mágicos),
pues esto conduciría a otros territorios antropológico-literarios. Finalmente, por
lo que atañe a la recepción de estos textos, se han seleccionado aquellos dirigidos
inicialmente a niños y adolescentes, a diferencia de la it-fiction, destinada inicialmente a adultos.
El corpus selecto que se analiza a continuación, resultante de la aplicación de dichos
criterios, incluye un cuento ilustrado y cinco álbumes ilustrados (tres de ellos sin
palabras) publicados entre 1975 y 2017:
- El pequeño títere (Ende, 1975),
- La máquina de coser (),
- Clown (Blake, 1995),
- El soldadito de plomo en dibujos (Müller, 1992),
- Otto. Autobiografía de un osito de peluche (Ungerer, 2010) y
- Ado-ka-frè (Victor, 2017).
La metodología aplicada corresponde a una investigación cualitativa y documental que
parte de una aproximación cultural, histórica y narratológica. El procedimiento ha
consistido en la lectura analítica y comparada de este corpus actual que se contrasta
con la it-fiction, así como en su interpretación a partir de los ejes teóricos que sustentan el diálogo
que se pretende entablar entre la it-fiction y la LIJ. Combinando la historia literaria con la historia cultural, los objetos
presentados en cada álbum analizado (una vez comprobada la coexistencia en él de los
dos elementos inherentes a la it-fiction: autobiografía o biografía de un objeto y estructura itinerante), han sido analizados
desde los conceptos de materialidad, mercantilización, ecología y globalización.
Vidas de objetos en la historia literaria: de Andersen a la it-fiction
Las historias para niños y jóvenes en las que los objetos cobran vida y se erigen
en protagonistas no son exclusivas de la LIJ actual, pues, como señalan Nikolajeva
y Scott (2006), esta tradición se remonta a Andersen, característica señalada de la
producción literaria del autor danés (). Sin embargo, antes del nacimiento de Andersen y de forma independiente a la fábula
se había difundido por Europa la narrativa para adultos que hoy se conoce como it-fiction y que, ya fuera en novelas, cuentos o relatos serializados en prensa, tenía por protagonistas
a seres no humanos.
Las narraciones adscritas a la it-fiction presentan una forma nueva de hacer ficción con objetos cotidianos y animales que,
o bien son el mecanismo narrativo en torno al cual giran las historias de otros personajes,
o bien son protagonistas del relato y narran sus propias historias en forma de autobiografía,
aventuras, memorias, etc. En su fórmula más común, el personaje cuenta sus peripecias
y comparte sus reflexiones mientras viaja y pasa por distintos lugares y personas
al ser vendido, cedido, intercambiado o desechado; en este proceso experimenta diferentes
estados y transita por distintos estratos sociales, contactando así con otros muchos
personajes ().
Con respecto al componente satírico y crítico de estas ficciones, no es casual que
los narradores de estas atípicas vidas fueran monedas u objetos, esto es, mercancías
que circulaban dentro del sistema comercial. Este artificio posibilitaba a los escritores,
gracias al particular punto de vista de estos personajes, diseccionar la sociedad
y la economía moderna mediante un ejercicio de perspectivismo y contraste. Como afirma
Blackwell, se trataba de personajes dotados de atributos humanos en contraste, a menudo,
con humanos que habían sido cosificados:
It-narratives typically endow objects with characteristics usually reserved for people,
including a biography, self-consciousness, complex emotions, and relationships with
others, while also presenting us with humans who have been reduced to the status of
things ().
A esta sátira y crítica de costumbres se sumaba un cierto componente provocador, pues
en sus inicios la it-fiction permitía a los lectores acceder a escenas privadas a través de la mirada de estos
peculiares observadores. En este sentido, conectan con esa genealogía de personajes
fisgones y peregrinos (el pícaro, la prostituta, el criado) propios de uno de los
modelos más antiguos de novela, la novela de aventuras costumbrista, que arranca con
El asno de oro ().
Del éxito de la it-fiction en la España del siglo XIX dan buena cuenta las múltiples narraciones de objetos
que proliferaron en la prensa, destinadas aún a un receptor adulto, como Biografía de un duro (1843), Historia de un álbum (1847) o Biografía de una novela contemporánea (1846) (). Al mismo tiempo, sin embargo, en revistas didácticas destinadas específicamente
a la mujer, estas vidas de objetos apelaban de forma explícita al lector infantil,
como sucede en , de Joaquina Balmaseda, con una evidente lección moral para las niñas: “Leed, pues,
con cuidado sus memorias, niñas queridas, y aprovechad sus oportunas advertencias”
(). Lo mismo sucede con , traductor o adaptador de este “arreglo del inglés”, donde la autobiografía de la
silla es la excusa para abordar la oposición entre tradición y progreso.
La mayoría de estas narraciones breves adaptan textos franceses e ingleses, aunque
no siempre sea fácil identificar el original. Lo interesante es apreciar que los autores
españoles eran conocedores de la it-fiction y de la tradición cuentística de Andersen y los Grimm, influenciados por el cuento
folclórico. Así, por ejemplo, Balmaseda publicó en la misma revista otros textos como
Cendrillón o La manirrota de Grimm, y sus Memorias de una muñeca parecen estar basadas en Mémoires d’une poupée de Louise d’Aulnay (Julie Gouraud), autora popular que escribió otras obras con este
esquema. A su vez, las aventuras de la silla podrían estar inspiradas en la anónima
The transformation of a beech tree, or the History of a favourite black chair related
by itself, publicada por John Harris en 1828, pero también recuerdan a El abeto de Andersen. Harris fue, precisamente, un destacado editor de literatura infantil
y juvenil que sucedió a la familia Newbery y que, junto a su hijo y desde su librería
The Original Juvenil Library, impulsó en las primeras décadas de 1800 colecciones
de chapbooks, novelas, poemas, charadas, nursery rhymes, etc.; entre ellos, recuperó muchos títulos de it-fiction juvenil publicados años atrás, como Memoirs of a Peg-top; The perambulations of a mouse o The adventures of a pincushion.
En definitiva, la it-fiction, con su conjunto de rasgos formales, temáticos y estilísticos, supone una conjunción
de herencia literaria e innovación, de esquemas tradicionales y originales, cuyo lector
ideal fue transformándose en función de las necesidades del mercado literario: desde
el público adulto de las primeras décadas y narraciones hasta el público infantil
al que comenzó a dirigirse hacia 1780-1790, en paralelo a la eclosión de la literatura
didáctica para niños y jóvenes.
El salto de la it-fiction a la literatura infantil y juvenil
Ya desde las primeras investigaciones sobre la it-fiction quedó patente que esta corriente narrativa experimentó un claro cambio de lector:
del adulto para el que fueron escritas las primeras obras en la primera mitad del
siglo XVIII, cuyo contenido era marcadamente satírico y filosófico, al infantojuvenil
para el que fueron compuestas las posteriores, más marcadamente didáctico-morales,
en las últimas décadas de la centuria. Ahora bien, ¿cómo se produjo este desplazamiento?
En The Secret Life of Things, la primera monografía dedicada a la it-fiction, son varios los autores que conectan ambos mundos, aunque superficialmente. Liz Bellamy
menciona que esta corriente comenzó a adentrarse en el terreno de la literatura dirigida
a jóvenes lectores a partir de 1780, despojada ya de su sátira y centrada en entretener
y educar intelectual y moralmente a los niños (). Blackwell apunta que hacia 1790 los escritores de estas narraciones, ya destinadas
a un público infantil, apelan a los padres y afirman que se han apropiado del esquema
de la it-fiction para transmitir a los niños instrucción moral y “verdades domésticas” (); aunque aduce un par de ejemplos, tampoco ahonda en el tránsito de la it-fiction a la LIJ, que Lynn Festa, por su parte, resume con ligereza en la evolución de un
mundo de sátira desencantada al territorio mágico de la infancia: “the world of satiric
disenchantment described in earlier object narratives is transformed into the enchanted
province of childhood” ().
Leah Price o Scott Nowka aluden también al cambio de lector sin profundizar en el
proceso. El estudio de no se centra en la it-fiction en particular, pero dedica a esta un capítulo al abordar el fenómeno de las narraciones
protagonizadas por libros, al hilo del cual menciona que a finales del siglo XVIII
“instead of addressing middle-class adults, it-narratives now went down-market to
those too young, or too poor, to choose the books they owned” (), es decir, pasó a ser infantil y popular, y que tras 1800 se extendió a todo el
público: “the genre became G-rated” (). Nowka lo reduce a un mero cambio de enfoque, de lo moral a lo didáctico: “Unlike
nineteenth-century and later children’s literature that would employ anthropomorphism
to bring everyday objects to life for didactic purposes, eighteenth-century object
narratives allowed readers access to inmoral and at times obscene goings-on hidden
from public view” (). Por su parte, conecta la it-fiction y la LIJ sin ahondar en el paso de una a otra.
Así, de un lado, los teóricos de la it-fiction apenas han explorado la historia de la LIJ, salvo escasas excepciones, como la de
Lynn Festa (), mientras que, de otro, los especialistas de la LIJ parecen desconocer la existencia
de la it-fiction cuando aluden a la narrativa de objetos; a lo sumo, apuntan a Andersen como el pionero
de esta técnica, ignorando que la it-fiction que bien pudo servirle de inspiración (junto a otras influencias, como los objetos
mágicos de los cuentos de hadas o los animales parlantes de la fabulística occidental), dada su popularidad en Inglaterra
y su extensión entre los siglos XVIII y XIX por diversos países europeos.
Se constata entonces un vacío sobre este episodio de la historia cultural y literaria
moderna en la bibliografía especializada. El asunto bien merece un estudio independiente
que ahonde en los desplazamientos que se produjeron entre el sistema literario adulto
y el sistema literario infantil en ese preciso momento histórico en el que la LIJ
se estaba definiendo y construyendo como campo autónomo. Sostener que la transformación
que sufrieron estas obras se limitó a sustituir el componente inmoral y, en ocasiones,
obsceno por el componente didáctico, como han afirmado hasta la fecha quienes se han
asomado a este fenómeno, resulta insuficiente, pues la it-fiction nunca fue ajena a la voluntad didáctica y moralizante. Sí es cierto que el mundo
reflejado por las primeras obras para adultos era más turbio que el mostrado por las
obras ya destinadas a niños, mucho más amable, pero no lo es menos que estas historias
“infantiles” no estaban exentas de crueldad, miseria y dolor, como los propios objetos
se encargan de mostrar.
La mutación de la it-fiction a la LIJ fue tanto ética como estética y radica en la propia consideración ontológica
del protagonista de estas ficciones, el objeto, que es metáfora y reflejo de las inquietudes
sociales y termómetro, en suma, del sistema cultural que alumbró a estas obras. Al
verse modificado el receptor último de estas historias, los escritores ya no interpelaban
a adultos con narrativas de circulación de objetos que eran espejo de los debates
entre la moralidad privada y los códigos institucionales y públicos (a modo de mecanismo
literario para cuestionar el sistema económico y para retratar una sociedad alienada
y atomizada), sino que se dirigían a niños y jóvenes a los que querían instruir y
entretener. El desplazamiento lector se plasmó ya desde los títulos, que apelaban
a jóvenes lectores y evidenciaban su carácter ejemplar y moralizante.
Esta transformación afectó a la concepción del personaje, pues los objetos ya no se
entendían como mercancías en un sentido económico o político, ni eran mecanismos de
sátira social. Por contra, las primeras obras de la it-fiction para niños y jóvenes recurrían a sus protagonistas por su dimensión puramente material,
en tanto objetos que apelaban al vínculo sentimental entre el niño y sus posesiones,
es decir, meros recipientes para canalizar el didactismo. En este sentido, las obras
de la LIJ actual aquí analizadas conectan con esa línea de la it-fiction original para adultos preocupada por la dimensión económico-política de los objetos
que, al circular, configuran sociedades, aunque también, implícitamente, evidencian
una ética del cuidado aplicada a los juguetes, la ropa y las pertenencias, en suma,
de los niños.
Otras vidas de objetos en la literatura infantojuvenil contemporánea
Las categorías de objeto son tan diversas como infinitos son estos elementos de la
cultura material, por lo que la tipología de personajes y la casuística que ofrecen
estas narraciones literarias en la historia literaria moderna y contemporánea es inabarcable.
No obstante, abundan especialmente aquellos objetos vinculados con la vida cotidiana
y con la esfera familiar y sentimental de los destinatarios. En el corpus analizado
destacan los juguetes (un títere, un payaso, un soldadito de plomo y un oso de peluche),
así como los objetos domésticos y cotidianos: una camiseta (objeto básico de consumo)
y una máquina de coser (herramienta de trabajo con una elevada carga simbólico-emotiva,
muy presente en los hogares en la época en que el libro se publicó). Los títulos estudiados
coinciden en presentar un objeto cuyas peripecias vitales surgen de un viaje y que,
tras ser rechazados por sus respectivos dueños, pasan por distintas manos, experimentando
así una serie de transformaciones.
Los protagonistas son objetos con vida propia, pensamientos y sentimientos, como se
ve en los relatos de Ende, Capdevila y Ungerer, o bien son el dispositivo que moviliza
la trama, sin capacidad volitiva ni agentiva, en los álbumes de Müller y Victor; el
caso de Blake es diferente, pues plasma con gran expresividad las acciones y emociones
del payaso. Sea como sea, la centralidad del objeto es patente, como también la falta
de contexto: no se explicita el nombre de los lugares donde se desarrollan las historias
(siempre escenarios urbanos), ni el nombre de los personajes, salvo en un caso, Otto,
y en el de los secundarios de las obras con texto (Capdevila, Ende, Ungerer).
En cuanto a la estructura narrativa, presentan, al igual que la it-fiction, el esquema itinerante o circular con el que el objeto transita por distintos espacios
e interactúa con variados personajes. La trama se compone de una sucesión de escenas
o episodios encadenados en una secuencia de acontecimientos sin saltos temporales,
salvo en los relatos autobiográficos de la máquina de coser y del oso, donde un flashback permite acceder al relato de su vida pasada. Por otra parte, siempre se remontan
al origen de estos objetos, al momento de su nacimiento o producción; solo las historias
del títere y del soldadito comienzan in medias res, sin que sepamos su procedencia (aunque en la primera sí se alude a su confección
original y en la segunda el lector puede conocer el hipotexto anderseniano y, por
tanto, la génesis del personaje). También coinciden en la crítica del maltrato de
los objetos, acentuado en Capdevila a nivel visual en la malévola mirada del pequeño
acosador de la máquina de coser.
Respecto a las temáticas que abordan estos títulos, puede identificarse al menos un
elemento común que, en función de la obra, alcanza un mayor o menor grado de crítica
social: el uso y valor que el ser humano da a los objetos. La idea del valor sentimental
de estos y la crítica a la sustitución de lo viejo por lo nuevo está presente en todas
las obras analizadas. En el esquema más frecuente, el objeto protagonista es exhibido
en un escaparate, en calidad de mercancía, donde es descubierto y comprado (a menudo,
por el capricho de un niño), siendo después abandonado, roto u olvidado por el paso
del tiempo, la veleidad de su dueño o la sustitución (con el conflicto entre lo viejo
y lo nuevo, tradición y progreso, de fondo). Vemos esto con la máquina de coser, la
camiseta y el títere; solo el oso de peluche se ve separado de sus primeros dueños
en contra de la voluntad de estos.
Asimismo, se aprecia un contraste emocional entre la dureza de la historia de abandono
y la positividad del personaje abandonado, pues a menudo los juguetes se muestran
sonrientes, pese a su triste destino, como vemos en el pequeño títere de Ende y en
el payaso de Blake. Subyace a menudo la idea de que estos objetos rechazados solo
adquieren valor y sentido cuando desempeñan la función para la que nacieron, su “misión
en la vida”. Este sentido teleológico ha sido expresado en algunas de estas ficciones
e incluso ayudó a impulsar una de ellas: reconoce que, originalmente, pensaba haber comenzado Clown con esta idea (“Toys really only come to life when they have children to talk to
them and make a fuss of them”), pero después pensó que no necesitaba verbalizarla
y plasmó la historia del payaso en un álbum sin palabras.
En todas estas obras la vida de los objetos experimenta distintas fases, que dependen
directamente de sus dueños, de los usos que estos les den y del apego o desapego que
sientan hacia ellos. Son, así, un evidente reflejo de las sociedades postindustriales
actuales y de sus preocupaciones económicas, sociales y éticas. Evidencian el consumismo
y la cultura del usar y tirar, pues los seis objetos han sido rechazados, maltratados,
tirados a la basura y convertidos en desechos en algún punto de su existencia. También
asoman fenómenos como el derroche, el acriticismo, el capitalismo de objetos, la obsolescencia
programada y, en suma, la producción y el consumo masivo de bienes y servicios en
la llamada “sociedad del despilfarro”, marcada por el permanente malgasto de recursos
a partir de la creencia de que la naturaleza es un bien inagotable (). El economista Serge Latouche lo define como “la adicción al crecimiento”: “Nuestra
sociedad ha unido su destino a una organización fundada sobre la acumulación ilimitada.
Lo queramos o no, estamos condenados a producir y a consumir siempre más” ().
Un aspecto derivado de este derroche continuo es el de las desigualdades entre países
desarrollados y países empobrecidos. En las obras de Müller y Victor la crítica social
se agudiza y se plasma ese choque desigual, mostrando las incongruencias que genera
el consumismo exacerbado: en ambos casos, los objetos despreciados por los países
desarrollados, tras llegar como despojos a África (donde reciben una nueva vida y
adquieren un nuevo uso; por tanto, un nuevo sentido), son posteriormente recuperados
por los países desarrollados (personificados en la figura del turista cuyo dinero
todo lo puede) para acabar en su lugar de origen. Las lecturas que de aquí se desprenden
son diversas, al igual que sus implicaciones éticas: estas obras permiten reflexionar,
en el plano económico, sobre la compraventa e intercambio de mercancías; en el ecológico,
invitan a pensar en el impacto y la huella ambiental que la circulación de objetos
provoca, pues la naturaleza es incapaz de reasumir y reciclar los residuos que el
hombre genera; a nivel emocional, activan el vínculo estrecho que puede llegar a establecerse
entre el ser humano y los objetos con los que convive (conexión que se acentúa en
la etapa infantil, donde el apego a los objetos actúa a un nivel más profundo). En
Victor, además, hay un elemento original, pues en cierto punto muestra que el consumismo
no es exclusivo de las sociedades desarrolladas. Lo vemos claramente en esas escenas
paralelas en las que un niño occidental y otro africano replican las mismas actitudes
y comportamientos para acabar rechazando por igual la camiseta.
En los álbumes de Müller y Victor, los dos títulos más ricos en lecturas y con mayor
alcance crítico, hay un componente económico importante: los objetos (los juguetes,
la camiseta) son convertidos en mercancías sustraídas a la fuerza a los niños africanos
por capricho y para recreo de las sociedades desarrolladas. En ambos casos también
hay un viaje de ida y vuelta: desde el país desarrollado donde el objeto ha sido fabricado
al país en vías de desarrollo que lo “recoge” y le da nuevos usos cuando el primero
lo desecha, hasta el regreso del objeto a su país de origen, transformado en virtud
de ese ciclo. Así, los objetos que no quiere el mundo desarrollado, sus “desechos”,
van a parar al mundo empobrecido, que les da nueva vida a través de usos distintos,
pero la existencia del objeto no acaba ahí: su ciclo continúa cuando los turistas
extranjeros compran el mismo objeto que antes habían tirado.
La crítica implícita es evidente en el contraste entre país desarrollado como generador
universal de basura o residuos y país empobrecido como receptor pasivo de esos desperdicios,
si bien el álbum de Sylvain Victor impulsa una exploración sociológica más profunda
al mostrar que estos mundos supuestamente opuestos actúan igual: la historia de la
camiseta se repite de forma casi idéntica en el caso del niño blanco y del niño negro;
solo cambian el contexto y los usos que ambos dan a la prenda, pero en ambos casos
termina siendo desechada y reciclada. La obra de Victor también resulta original por
no partir de una historia preexistente, por su propuesta estética y su riqueza de
matices. Ya desde el título llama la atención y se desmarca del resto de obras del
corpus seleccionado al no construirse con el nombre del objeto protagonista, sino
con un concepto de gran carga simbólica, ado-ka-frè, palabra empleada en los mercados de Costa de Marfil para aludir a la ropa de segunda
mano y que significa “intentar ver” en lengua bambara, como revela la cita inicial:
“Ado-ka-frè veut dire ‘essaie-voir’ en bambara. C’est le nom donné à la fripe vendue
sur les marchés de Côte d’Ivoire. Voici son histoire” (Victor, 2017, s. p.). Así,
el verdadero tema de esta historia no es la vida de la camiseta, sino la segunda vida
de la ropa y, a partir de ella, la reflexión sobre la producción textil y la globalización.
En esta economía e intercambio global de la que participan los objetos, la reflexión
sobre cómo los producimos y cómo nos relacionamos con ellos se impone por la necesidad
de comprender ciertos mecanismos básicos de nuestra cultura material. Los objetos
se revelan como imágenes y símbolos, como formas de representar culturalmente experiencias
de producción, consumo e intercambio. En este sentido, los títulos del corpus seleccionado
conectan con esa narrativa de objetos que conforma la it-fiction, con planteamiento similar (tipo de personaje protagonista y esquema narrativo circular
o itinerante), aunque con diferentes propuestas estéticas. Sin embargo, no hay en
estas obras contemporáneas rastro intertextual alguno de dicha tradición narrativa,
salvo en el caso del álbum sin palabras de Müller, cuya relación con “El soldadito
de plomo” es evidente. Sin embargo, el espíritu de la it-fiction sí aparece en la cuentística de Hans Christian Andersen, padre moderno de la narrativa
de objetos y precedente directo de Walt Disney en el uso de objetos animados.
Aunque los objetos con voz y vida propia forman parte del imaginario colectivo, cabe
recordar que con anterioridad a la it-fiction es difícil encontrar ejemplos de objetos parlantes en historias con un cronotopo
costumbrista. Sí hay casos de seres humanos transmutados en animales, como el Lucio
de Apuleyo, así como animales que actúan como trasuntos de seres humanos, caso de
la fábula tradicional, pero no de objetos que hablan y que actúan como tales. Esta
parece ser una verdadera innovación de la it-fiction, una literatura que Andersen pudo conocer y absorber en sus relatos y estos, a su
vez, pudieron contribuir a popularizar esa tradición de objetos animados, expandiéndola
después por distintos espacios de la ficción narrativa, literaria y audiovisual para
niños.
En todo caso, las concomitancias entre la it-fiction y la LIJ aquí analizadas ponen de manifiesto que en los territorios de la mal llamada
“literatura general” y de la LIJ existen más continuidades y desplazamientos que rupturas.
De un lado, tenemos la evolución de la it-fiction entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, que pasó de estar dirigida a
un público adulto a centrarse en un lector infantojuvenil, precisamente en un momento
en el que se estaba construyendo un nuevo mercado con este colectivo específico al
que dirigían su mirada e interés tanto editores y libreros como escritores (); de otro, apreciamos en obras de la LIJ contemporánea un esquema aparentemente infantil
como es el de un objeto que narra su vida, esquema que resulta ser un dispositivo
ficcional surgido originalmente en la ficción para adultos.
Tal como plantea , aunque los sistemas de la literatura para adultos y la infantojuvenil fueran en
sus orígenes categorías estancas y opuestas por completo en términos de público (adultos
frente a niños o adolescentes) y estatus (textos canónicos frente a no canónicos),
en la poética de la LIJ moderna sus relaciones son dinámicas, pues los sistemas son
heterogéneos y sus fronteras son difusas. Así, en su aplicación a la LIJ, podríamos
considerar la it-fiction moderna y contemporánea como ambivalente dentro del sistema literario. Por un lado,
la it-fiction puede ser leída por distintos públicos: “these texts belongs simultaneously to more
than one system and consequently are read differently (though concurrently), by at
least two groups of readers” (). Por otro, los textos ambivalentes tienden a manipular los modelos que ya han sido
rechazados por el sistema adulto, pero que aún no han sido acogidos por el sistema
infantil; una vez accede a este, se expande a través de imitaciones, a menudo de inferior
calidad. El esquema narrativo de la it-fiction entró en la literatura infantil en el momento en que la literatura para adultos comenzó
a agotar el modelo inicial, lo que no impidió que continuara siendo productivo durante
los siglos XX y XIX ().
Conclusiones
El análisis desarrollado es una aportación al estudio de las obras infantojuveniles
de la edad moderna y contemporánea que habrá de ser completado con un corpus mayor
de obras para profundizar en las conexiones entre it-fiction y LIJ.
Si bien no parece haber una influencia directa de la it-fiction en las vidas de objetos contemporáneas analizadas, sí es posible sostener que la
LIJ actual bebe indirectamente de ella a través del imaginario colectivo común a las
historias que, como El soldadito de plomo, recibieron esa herencia cultural de objetos animados presente en distintas tradiciones
literarias.
Este estudio permite ampliar el estado actual del conocimiento sobre la LIJ contemporánea
gracias a su comparación con la it-fiction, cuyo recorrido histórico se solía explicar en términos de nacimiento en el seno
de la literatura destinada a adultos y muerte en la LIJ, esto es, sin considerar que
los presupuestos básicos que la conformaron (los animales y objetos parlantes y el
motivo del viaje o la circulación como marco de la narración) perviven en obras actuales
y que, en última instancia, entroncan con las raíces más antiguas de la narración
como actividad humana. Los objetos animados pertenecen a un estadio del imaginario
colectivo asociado al pensamiento mágico, a las proyecciones del ser humano en los
elementos de la naturaleza, de modo que estas historias antiguas y modernas son una
suerte de “espejo antropológico” con el que se representan las sociedades y sus culturas.
Así, el análisis comparativo entre las narrativas literarias adscritas a la it-fiction y determinadas obras de la LIJ ha permitido abordar cómo un mismo esquema narrativo
(las vidas de objetos) puede dirigirse por igual a distintos perfiles lectores; cómo,
en el seno de la propia it-fiction, se produjo ese desplazamiento lector y cómo, en definitiva, las categorías con las
que clasificamos la lectura no son más que un artificio que en ocasiones los lectores
pueden sortear, rescatando “el libro de la categoría a la que ha sido condenado” ().
Como se ha constatado, estas vidas de objetos antiguas y modernas, con sus vínculos
temáticos y estructurales y sus concomitancias estético-culturales, generan por igual
relatos sobre la relación que establecen las sociedades con los objetos que las rodean
y configuran. En este sentido, las historias analizadas trascienden la anécdota vital
del objeto, pudiendo ser interpretadas como discursos y síntomas de las preocupaciones
sociales que en distintos momentos de la historia ha mostrado el ser humano por la
cultura material. Desde las inquietudes ilustradas hacia el intercambio de mercancías
y los objetos (y sujetos, en el caso de la esclavitud), hasta la cultura del usar
y tirar y el exacerbado consumismo de la sociedad actual, estos personajes singulares
trascienden su materialidad y, tal como revela el corpus analizado, interpelan a los
lectores sobre la relación del hombre con los artefactos, la globalización y las consecuencias
del capitalismo en las sociedades postindustriales.
Notas
[1] Una primera versión de esta investigación fue presentada en el Máster en Libros y
Literatura Infantil y Juvenil (promoción de 2018/2019) de la Universitat Autònoma
de Barcelona en forma de Trabajo Final de Máster, bajo la supervisión de la Dra. Ana
María Díaz-Plaja Taboada, a cuya memoria dedico estas páginas. Agradezco a Ana Luisa
Baquero Escudero y a Ana Garralón su lectura y comentarios al texto, así como a Ellen
Duthie, Mar Benegas, Pep Bruno y Carlos Lapeña Morón sus sugerencias de títulos para
el corpus.
[2] Tras los primeros estudios de la it-fiction en la literatura española (Peñas-Ruiz,; ) se han ocupado de este tema Cuvardic-García (; ) y, más recientemente, .
[3] Por tanto, fuera del corpus han quedado obras con estructura itinerante, pero que
no se centran en narrar la vida del objeto, aunque este sea el eje o motor del relato
(como La maleta, Babulinka Books, 2018; Cepillo, Kalandraka, 2016; El globito rojo, Lumen, 1998…), así como títulos con objetos como protagonistas, pero que no tienen
por eje la vida del objeto ni una estructura itinerante (El lápiz fantástico, SM, 1996; Limoncito, Océano, 2010; Pequeño Botón, Narval, 2019, entre otros muchos).
[4] También llamada it-narrative u object narrative, data del siglo XVIII (con pervivencias en el XIX), aunque su origen, desde el punto
de vista de la voz autobiográfica y del personaje espía, se remonta a la literatura
grecolatina y al relato lucianesco ().
[5] En los cuentos de hadas, en todo caso, el objeto no es un personaje protagonista:
es una herramienta al servicio del personaje, a modo de objeto mágico (), o bien un elemento de fondo ().
[6] Basta citar, a modo de ejemplo, dos novelas datadas hacia 1780: The Adventures of a Pincushion. Designed chiefly for the use of young ladies, de Mary Ann Kilner o la anónima The Adventures of a Whipping-Top. Illustrated with Stories of many Bad Boys, who themselves
deserve Whipping, and of some Good Boys, who deserve Plum-Cakes. Written by Itself.
[7] Entre otras posibilidades, dado que el esquema no se agota en la narrativa, sería
de interés atender a las vidas de objetos articuladas en la poesía y el teatro. Pensemos
en obras como Trastario de Pedro Mañas y Blondinette de Oswaldo Díaz.
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